El imperio bombardea Siria

Véritas Liberabit Vos

Este viernes 13 de abril, el mundo se conmocionó después de conocer que Los Estados Unidos de Norteamérica en conjunto con Francia y Reino Unido perpetraron un bombardeo en contra de Siria, en particular la operación fue hacia centros de desarrollo y almacenamiento de armas químicas en los suburbios de Damasco, un centro de almacenamiento en la ciudad siria de Oms así como hacia un campamento o centro de comando estratégico, todo ello en respuesta por el ataque que a su vez Rusia había realizado el pasado sábado 7 de abril contra el bastión de Guta occidental de la ciudad siria de Duma donde al parecer fueron utilizadas armas químicas con un saldo de más de 40 personas muertas y 500 heridos, esta versión no ha sido confirmada por organismos independientes, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado que los heridos presentan síntomas inherentes a este tipo de sustancias, tal como varios videos que circulan por las redes.

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La tensión durante la pasada semana entre los mandatarios de Estados Unidos y Rusia fue álgida, con declaratorias de respuesta por la beligerancia mostrada y sobre todo por el ya mencionado uso de armas químicas lo que derivó en el ataque del fin de semana donde Estados Unidos participó con aviones B1 y bases desde el mar, Reino Unido se unió a esta respuesta con 4 aviones Tornado lanzando misiles Stone Shadow y completando el cuadro con el aporte de Francia situación por demás palpable en el encono diferenciado por las posturas que tanto Trump como Putin tienen ante el conflicto de Siria.

Así a pesar de todos los llamados de la comunidad internacional para conservar la paz y buscar soluciones a un conflicto que ya data de casi siete años, de nueva cuenta el dolor y angustia  se vive  en esa devastada región por la disputa entre Washington y Moscú decretada para el país de Siria, donde a partir de los primeros días de abril la Rusia de Vladimir Putin volvió a ordenar los ataques hacia los territorios dominados por las causas contrarias al Presidente Bashar al-Assad que durante  años ha mantenido convulsionado a esta región milenaria en que sus habitantes volvieron a sentir los estragos de los bombardeos y el olor de destrucción y muerte gestados por artillería y fuego  atroz emanado de las fauces de dos potencias mundiales.

Pareciese que el ritmo del mundo se detiene, y que los esfuerzos por hacer un llamado de paz se esfuman ante los deseos de poder, de expansión y de dominio territorial quedan en el olvido o son rechazados por intereses de mayor envergadura, tal es el caso de este inmisericorde bombardeo que recrudece el encono y vuelve a poner en vilo la seguridad y la paz no solo de esa región del Medio Oriente sino del mundo entero.

Intereses por demás específicos sostenidos por un Vladimir Putin que apuntala con apoyos militares y tecnología la figura del presidente sirio Bashar al-Assad considerado para muchos un tirano y un dirigente ajeno a las necesidades de su pueblo y por otro lado la postura  de reacción observada del  bloque encabezado por Washington que propone una salida intermedia cambiando la figura del presidente por un personaje neutral y la negociación con el mosaico de fuerzas que integran esa oposición donde están tropas del estado islámico, unidades kurdas, milicianos islamistas, brigadas turcas y facciones de diversas entidades de defensa Siria entre otras.

Esta guerra que data de marzo del 2011, se ha transformado ya en un conflicto multifacético donde pareciese que Assad y su aliada Rusia combaten contra los milicianos sirios con apoyo de las fuerzas aliadas encabezados por Estados Unidos, pero la realidad es que se ha convertido en una guerra de “todos contra todos” sobre todo desde la aparición en el conflicto del Estado Islámico (2014) que controla una parte importante de los territorios de Siria e Irak y que aprovecha el petróleo de esas regiones dominadas para financiar su armamento y su idea expansiva.

Así vemos a Estados Unidos apoyando a los rebeldes moderados de siria y a los rebeldes kurdos que luchan por la caída del Presidente sirio, a los sunitas enemigos de origen de los chiitas rama a la cual pertenece el Presidente combatiendo por sus creencias, a los separatistas kurdos que históricamente buscan una emancipación y que ven la manera de obtener beneficio, a los islamistas y la rama derivada de Al Qaeda que luchan contra Siria y el EI y que decir del Hesbolla iraní con sede en el Líbano con enemigos comunes,  por mencionarlos entre los actores más importantes.

Un claro ejemplo de la vorágine de esta guerra es lo ocurrido este fin de semana  muestra palpable de lo que una conflicto de este tipo puede generar en el desarrollo del llamado Nuevo Orden Mundial, de este caso podemos hacer el símil en la Guerra de los Balcanes donde ciudades como Kosovo o Sarajevo fueron bombardeadas y destruidas en aras de un conflicto fratricida e interracial, lo mismo que en la Guerra de Chechenia donde la ciudad de Grozny quedó sepultada por el efecto de la artillería rusa, ejemplo seguido en ciudades de la Guerra del Golfo o de la lucha en Afganistán, diferentes tiempos, pero los mismos resultados, el dolor de inocentes y la sangre que corre mientras el hombre siga dominado por su afán de poder y avaricia; de nada servirán los buenos deseos de buscar un mundo más comprensivo y activo en el cuidado y respeto por los animales, a la ecología o al medio ambiente entre otras cosas loables como son estas, si en lo principal que es la buena voluntad y la paz distamos mucho de ello, Siria un conflicto que llega a más de 7 años de existencia y que su desenlace es aún muy poco predecible y  más ahora con una nueva situación que acaba de encenderse y cuyo pronóstico pende de un hilo muy frágil.

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