El nuevo modelo de familia: Parejas sin hijos, sin dinero, pero más felices

El modelo tradicional de familia compuesto por mamá, papá e hijos, que todos conocemos, está muriendo lentamente, para darle paso a sociedades de amigos colaborativas, las cuales comparten piso, responsabilidades y vínculos sentimentales. La incertidumbre laboral, económica y emocional que viven los jóvenes actualmente ha ocasionado que la formación de nuevos hogares se haya vuelto más lenta y que en muchos de los casos los jóvenes no tengan deseos de contraer matrimonio o tener hijos.

Actualmente las nuevas generaciones ya no aspiran a tener hijos, y muchas veces ni a vivir con una pareja, al menos en solitario. Veinteañeros, Treintañeros e incluso personas que sobrepasan la edad de los cuarenta viven en pisos compartidos, con amigos, pareja, y parejas de amigos. Convirtiéndose en nuevas sociedades colaborativas.

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En el ámbito profesional, los jóvenes ya no suelen estudiar carreras que les den estabilidad económica y en las que los salarios que se perciban sean muy altos, sino que más bien les interesan disciplinas que les apasionen y les den felicidad. Si ya terminaron la carrera y no tienen la posibilidad de alquilar un piso para ellos solos, eligen la opción de compartirlo con amigos, y de este modo tener la posibilidad de tener dinero para seguir saliendo de fiesta los fines de semana.

Aunque su situación en ocasiones es relativamente precaria y viven con los indispensable, sin lujos ni comodidades, son felices. Sus costumbres y rituales no distan mucho de las de las familias convencionales. Los domingos comen todos juntos, suelen salir de vacaciones juntos, y se cuidan mutuamente. Incluso comparten las cuentas del hogar y las responsabilidades económicas. Debido a esto, está surgiendo paralelamente otro fenómeno, el de la tan de moda economía colaborativa.

Otro factor que influye en la formación de este nuevo modelo de familia, es la incertidumbre emocional, debido a la inestabilidad de las parejas modernas. Esto aunado a la inestabilidad económica que viven provoca que los hijos son un lujo al que ni pueden ni quieren aspirar.

Actualmente las parejas primero se van a vivir juntas y si funcionan pueden llegar a hacer un contrato matrimonial. Las estadísticas les dan la razón.

El divorcio se ha generalizado (en 2012 se superaron los 104.200, según los últimos datos disponibles en el INE) y las relaciones de pareja son cada vez menos duraderas. El límite temporal de la convivencia se ha reducido a los siete u ocho años.

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