El Papa abordó el tema de la homosexualidad en su encuentro con los jesuitas en Portugal

El Papa Francisco abordó el tema de la homosexualidad durante su encuentro con miembros de la Compañía de Jesús (Jesuitas) en Portugal, y respondió a la interrogante de cómo la Iglesia puede acompañar pastoralmente también a las “personas transexuales”.  Esto considerando sus palabras en el discurso llevado a cabo en la ceremonia de acogida a los jóvenes de la JMJ 2023, en Lisboa: “En la Iglesia, hay espacio para todos”.

En el penúltimo día de su viaje apostólico a Portugal, el 5 de agosto, el Santo Padre se encontró con los jesuitas del país y admitió: “Vivimos en una sociedad ‘mundanizada’, que a mí me preocupa mucho”.

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En un diálogo abierto publicado por La Civiltá Cattolica el lunes 28 de agosto de 2023, el Pontífice abordó con sus correligionarios (los jesuitas) diversos argumentos. Entre ellos, la actitud «reaccionaria» en el catolicismo, los «laicos clericalizados” en general (a quienes describió como «aterradores») y destacó que cuando fue Cardenal participó en un «Sínodo» que sufría de una “censura curial que no dejaba llegar las cosas”.

La Iglesia y las personas homosexuales

“Sabiendo que en otros ámbitos de su vida viven vidas virtuosas, y que conocen la doctrina, ¿podemos decir que están todos equivocados, porque no sienten, en su conciencia, que sus relaciones son pecaminosas? ¿Y cómo podemos nosotros actuar pastoralmente para que estas personas se sientan, en el modo en que ellos viven, llamados por Dios a una vida afectiva sana y que produzca frutos?”, preguntó al Pontífice el jesuita João (identificado así), quien trabaja en un centro universitario en Coimbra.

“Yo creo —respondió el Papa Francisco —que sobre la llamada a ‘todos’ no hay discusión. Jesús en eso es muy claro: todos. No quisieron venir a la fiesta los elegidos. Entonces él insta a salir a los cruces de los caminos e invitar a todos, todos, todos. Y para que sea claro, Jesús dice ‘sanos y enfermos’, ‘justos y pecadores’, todos, todos, todos. En otras palabras, abrir la puerta a todos, todos tienen lugar en la Iglesia. ¿Cómo va a vivir eso cada uno? Ayudémoslos a vivir de modo que ese lugar sea uno de madurez para ellos, para todo tipo de personas”.

El “pecado de la carne”

El Pontífice afirmó que conoció a un sacerdote en Roma que trabaja con chicos homosexuales y explicó que “el tema de la homosexualidad está muy alto, porque según las circunstancias históricas esto cambia. Pero a mí lo que no me gusta es que esté la lupa puesta en ese ‘pecado de la carne’, como antes estaba puesta en el sexto mandamiento. Si explotabas a los obreros, o si mentías o si estafabas, eso no era importante, pero sí los pecados de debajo de la cintura, esos sí eran relevantes”.

“Así que todos están invitados —continuó el Papa Francisco—. Este es el punto. Con la metodología pastoral que convenga a cada uno. Eso sí, no hay que ser ingenuos, y obligarles a veces a una pastoral para la cual todavía no están maduros, o no son capaces. Para acompañar espiritual y pastoralmente a las personas se requiere mucha sensibilidad y creatividad. Pero todos, todos, todos están llamados a vivir en la Iglesia: nunca olviden eso”.

Las personas transexuales

El Santo Padre aprovechó la pregunta para hablar sobre las personas transexuales. “Los miércoles, en la Audiencia General, hay una monja de Charles Foucauld, la hermana Geneviève, que tiene 80 años y es capellana del Circo de Roma con otras dos monjas. Vive en una casa rodante al lado del Circo. Un día las visité. Ahí tienen su capillita, la cocina, el lugar donde duermen, todo muy bien organizado. Y esta monja trabaja mucho con chicas transgender. Un día me dijo: ‘¿las puedo llevar a Audiencia?’. ‘Por supuesto’, le dije, ‘¿por qué no?’”.

El Obispo de Roma contó a los jesuitas de Portugal que “siempre vienen grupos de chicas trans” a buscarle al Vaticano. “La primera vez que vinieron, lloraban. Les pregunté por qué. Una de ellas me dijo: ‘¡No pensé que el Papa me podía recibir!’. Después de la primera sorpresa ya se acostumbraron a venir. Alguna me escribe, y yo le contesto por mail. ¡Todos están invitados! Me di cuenta de que estas personas se sienten rechazadas, y eso es realmente duro”.

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