Caldero Político
Igualmente, vamos a elegir 128 senadores: integrantes de la ‘cámara alta’ del Congreso de la Unión, tres por cada estado de la República (dos correspondientes a la mayoría relativa y uno otorgado a la primera minoría), electos de manera directa y 32 por una lista nacional, todos ellos por un periodo de seis años que comenzará el 1 de septiembre de 2018.
Así mismo, 500 diputados federales: miembros de la ‘cámara baja’ del Congreso de la Unión. 300 elegidos por mayoría simple en cada uno de los distritos electorales en los que se divide el país. Los 200 restantes son elegidos mediante el principio de representación proporcional al ser votados en listas en cada una de las cinco circunscripciones electorales, todos ellos electos para un periodo de tres años. Constituirán, a partir del 1 de agosto del 2018, la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión de México.
Necesaria honestidad
Pensamos, que para lograr éxito electoral se requiere que las personas que buscan puestos de elección popular marquen la diferencia por ser mejores. Hay actores o prospectos que de plano están llenos de cosas negativas, del peso de sus antecedentes y de sus hechos que son criticados por la colectividad por ser detestables. Varios de ellos cargan con la culpa de saqueos al erario público, de apoderarse de cosas que no eran de ellos sino del pueblo y de vivir cómodamente y comodinamente con recursos de los impuestos del pueblo. Hay aspirantes que han recorrido todos los puestos sin ningún beneficio para la gente y más que servir se han servicio de los cargos en los que han estado, y todavía quieren más.
Valores y principios
Ante este panorama, la sociedad observa nuevos elementos provistos de valores, principios, ideas, creatividad, objetivos comunes del agrado de las mayorías y buen sustento en sus antecedentes y equipos de trabajo. Ellos –los aspirantes con dichas cualidades-, marcan diferencias con los otros y de verdad contrastan por ser mejores en la vitrina de dónde debemos seleccionar gobernantes o representantes populares.
Puntualicemos: la diferencia es la cualidad que permite que algo (o alguien) se distinga de otra cosa (o de otra persona). El término, que procede del latín differentia, puede utilizarse para nombrar a la variedad de cosas de una misma especie y una ‘herramienta’ actual para colocar a cada aspirante a cargo de elección popular, una a una, uno a uno, en la báscula del análisis antes de darles nuestra preferencia, apoyo y voto. Ver sus defectos, cualidades y demás con un microscopio, de ‘cerquitas’.
La sociedad decidirá por los mejores
Una vez que el pueblo ha ajustado la forma en que ve las cosas, puede decidirse. Y los analizados con buen resultado van camino al éxito después de pasar los filtros con el público, con la gente que los va a impulsar al triunfo, en tanto los otros, son desechados (deberían) y eliminados por malos, por desgastados o inútiles. Así de fácil.
Desde luego que la actitud de cada individuo para trabajar, proponer, convencer, es un componente esencial del éxito pero por sí sola la actitud no l @ ayudará a lograr sus metas, también se requiere tener habilidades, talento y experiencia. Añadiríamos valores y principios, congruencia, palabra para cumplir sus compromisos y serenidad para enfrentar las guerras sucias y malévolas, saliendo airosos porque son mejores, más aptos y, desde luego, sobresalientes.
Así es que, amigos, por un lado están los corruptos, los desgastados, los chapulines, los avorazados, los gandallas, los pillos. Por el otro los formados para el trabajo, los honestos, los trasparentes, los legales, los más limpios, etc. De tal manera que es muy fácil decidirse por cual lado hacerse y a quienes apoyar. Solamente falta decidirse y sumarse a la avalancha de personas que de verdad desean transformar a su estado, municipio o país.
VEREMOS Y DIREMOS.