Falacias de la “democracia”

Caldero Político

Dicen los expertos, que desde el punto de vista procedimental la democracia es simplemente la forma de gobierno en la que los conductores del estado son electos por mayoría en votaciones.

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“Este carácter es fundamental y determina todas las demás características de la democracia como sistema de gobierno”, apuntan.

Los demócratas modernos insisten que “verdadera democracia” el poder del estado está limitado por una Constitución, está divido entre entes autónomos (la entelequia de la “división de poderes”) que se balancean y vigilan los unos a los otros y las minorías ven respetados sus derechos por las mayorías. Más bien esos poderes son cómplices.

¿Somos libres para pensar y opinar?

Estos elementos supuestamente garantizan que sólo bajo un gobierno democrático el hombre puede ser verdaderamente libre. Tanto así que la palabra “libertad” y la palabra “democracia” son sinónimos para todos los efectos prácticos en el discurso político.

Esta es una de las falacias más grandes de la humanidad.

Pero… la falla de los demócratas consiste en pensar, explícita o implícitamente, que las reglas y leyes establecidas en una Constitución se hacen cumplir por el mero hecho de estar escritas en papel. En democracia, una mayoría puede reescribir las reglas delineadas en la Constitución, abolir la separación de poderes y violar los derechos de la minoría. El mero hecho de la superioridad numérica le otorga “legitimidad” y la habilita para establecer una tiranía mayoritaria.

El pueblo al poder

Democracia quiere decir “poder del pueblo”, pero desde el punto de vista filosófico la democracia es más que poder del pueblo: es un sistema sociopolítico y económico de hombres libres e iguales; no sólo libres e iguales ante la ley, sino en las relaciones sociales en la vida cotidiana. La democracia en cuanto concepción del mundo nos conduce a uno de los ideales más sublimes que el hombre intenta consolidar en la historia: el ideal de la simetría, es decir, de la igualdad y el ideal de la no arbitrariedad.

La sociedad auténticamente democrática debe ser simétrica y no arbitraria. La historia de la humanidad está  plagada de luchas populares por conseguir esa meta. Algo se ha avanzado pero falta mucho camino por recorrer. En otras palabras, faltan nuevas revoluciones, nuevos cambios, para que pueda concretarse el ideal de una sociedad justa integrada por hombres libres e iguales.

En las condiciones actuales, la democracia ha significado un gran paso histórico, pero todavía nos encontramos con una serie de limitaciones de orden ideológico, político, económico, cultural, técnico, e incluso psicológico, para que puedan ponerse en práctica aquellas instituciones de la democracia.

Se están haciendo diversos esfuerzos al respecto y en esa tarea estamos porque la democracia no es sólo elección sino también participación.

Textualmente entonces, democracia significa gobierno de los artesanos y campesinos, excluyendo del mismo expresamente a los esclavos y a los nobles.

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