La confrontación con organizaciones sociales es el rasgo más distintivo de Graco Ramírez como gobernador de Morelos. Un rasgo que lo ha convertido en el gobernador más repudiado de México.
«Esa forma autoritaria de imponerse y ejercer el poder ha desgastado a Graco», dijo un representante de una organización civil, durante una plática informal con el HuffPost, en el marco de la gira que realiza este medio para conocer las impresiones de la gente respecto a la situación política y social por la que atraviesa Morelos.
Pero más allá de las interpretaciones de sus detractores, los hechos hablan por sí mismos: peleas con directivos de la universidad estatal, con el alcalde de Cuernavaca, con representantes de la iglesia, transportistas, campesinos y defensores de derechos humanos, aunada a lo que muchos consideran una marcada tendencia a la persecución política de sus críticos.
Esto, sin contar con los altos niveles de inseguridad o la opacidad en el manejo de recursos.
Todas ellas, situaciones que han influido en que Graco Ramírez sea el gobernador peor evaluado del país, con un 82% de desaprobación frente a sólo un 14% de aprobación, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional 2017 del Gabinete de Comunicación Estratégica.
Ramírez también se ubicó como el gobernador con mayores niveles de desconfianza ciudadana a nivel nacional, con el mayor puntaje negativo a la pregunta: si el gobernador de su estado fuera su vecino y usted tuviera que ausentarse de su casa por varios días ¿le confiaría las llaves de su casa?
Los datos arrojan que la percepción ciudadana en Morelos considera que el gobierno de la entidad se encuentra estancado (51%) o en retroceso (33%).
Los datos ubican a Morelos en el segundo lugar de los estados donde los ciudadanos consideran que el gobernador no tiene control del estado que gobierna y las cosas se salen de control, sólo detrás de Guerrero, entidad que se ubica en la primera posición.
La mitad de los morelenses piensa que la inseguridad es el principal problema de la entidad (52%), seguido de la corrupción (24%) y el mal gobierno (17%). Sin embargo, en este último indicador es donde Morelos aparece con una posición deficiente a nivel nacional, al ubicarse en cuarto lugar como la entidad con el peor gobierno.
Asimismo, Graco Ramírez aparece como el gobernador que menos cumplió sus promesas, seguido de los mandatarios de Tabasco (Arturo Núñez) y Chiapas (Manuel Velasco).
Pero ¿cómo fue que Graco Ramírez se convirtió en el mandatario más repudiado del país?
Quizá el caso más emblemático de confrontación entre Ramírez y sus críticos se manifestó en la guerra política contra el exrector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Alejandro Vera, el cual logró aglutinar a distintos sectores de la sociedad morelense en su reclamo por los altos niveles de inseguridad.
Todo comenzó en 2014 con el asesinato del profesor Alejandro Chao Barona, académico de la universidad, suceso que detonó una serie de protestas que molestaron al gobernador y generó tensiones con el entonces rector Vera. A partir de entonces, se libró una guerra política entre ambos personajes, mientras el descontento social aumentaba. Ese mismo año, la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos impulsó un plebiscito con el objetivo de destituir a Graco Ramírez.
Un año después, en 2015, con la llegada de Cuauhtémoc Blanco como alcalde de Cuernavaca, la decisión de Graco Ramírez de asumir el control policiaco de la entidad a través de la figura del Mando Único detonó una guerra política que incluyó señalamientos, demandas, intentos de destitución, una huelga de hambre e incluso una acusación de asesinato contra el exfutbolista, mismo que no ha podido ser comprobado.
Pero el descontento contra Graco escalaría todavía más con el descubrimiento de las fosas de Tetelcingo, a partir del esfuerzo que hizo la UAEM, junto con el poeta y activista Javier Sicilia, al dar acompañamiento a las víctimas y documentar el caso de las fosas de Tetelcingo y Jojutla. Un caso que marcaría la administración de Graco y provocaría una «venganza política» contra Vera, a quien acusó de malversación de recursos.
En enero de 2018, Vera Jiménez fue detenido en Cuernavaca y trasladado a las instalaciones de la Fiscalía Anticorrupción, donde se le seguían al menos dos procesos penales.
Un acto que fue calificado como «una venganza política» de Ramírez contra el exrector de la UAEM, luego de que un juez de control desechara el caso contra Vera por una violación de sus derechos humanos.
«Se habla mucho del estado de derecho pero en realidad lo que rige es el estado de excepción. Hay fosas, no hechas por el crimen organizado, sino hechas por la fiscalía», señala el poeta Javier Sicilia cuando se le pregunta sobre sus impresiones sobre el sexenio de Graco Ramírez.
«Acabamos de entregar el onceavo cuerpo el lunes (19 de febrero) y todavía hay por identificar más cuerpos. Siguen los cadáveres en Jojutla. Hemos encontrado más de los que hemos ido a buscar y no hay manera de que los saquen, no hay un solo responsable. Pero eso sí, al rector Alejandro Vera le fabrican todo tipo de delitos y por un delito que todavía tendrían que comprobar, que no ameritaba prisión, el de enriquecimiento ilícito, lo meten directo a la cárcel sin llevarlo antes a disposición de las autoridades. ¡Eso es un estado de excepción!», remata Sicilia.
Pero el pleito de Ramírez también fue con integrantes de la iglesia, como ocurrió con el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, quien se sumó a las protestas de la UAEM contra la gestión del gobernador, incluso antes de que sus diferencias en torno al matrimonio entre homosexuales marcara aún más las tensiones entre ambos.
«En Morelos, quien es contrario a lo que expresa el gobernador, es perseguido; quien dice la verdad, es perseguido. Aquí la gente tiene miedo de hablar, porque quien se atreve a hacerlo inmediatamente es perseguido, es calumniado y es demandado automáticamente», aseguró el obispo en marzo de 2017.
De ahí que el obispo fue uno de los mayores críticos de Graco luego de que se detonara el escándalo por la manera en que el DIF estatal acaparó víveres para los damnificados del sismo del 19S.
Ramírez también tuvo confrontaciones con los transportistas por la construcción del Morebus, proyecto que finalmente fue cancelado para destinar dicho dinero a los trabajos de reconstrucción por el terremoto.
Los críticos del gobernador también cuestionan la manera en que el mandatario ha destinado grandes sumas de dinero para controlar el Congreso estatal y a políticos de diversos partidos políticos, tal como denunció la organización Morelos Rinde Cuentas, la cual documentó la manera en que el Ejecutivo morelense destinó sumas extraordinarias de dinero en momentos clave para el legislativo estatal.
Pero los conflictos de Graco no se limitan a sus mandatarios, ya que también vivió una confrontación abierta con el gobierno federal tras el socavón en el Paso Exprés de Cuernavaca, que perdieron la vida dos personas.
El HuffPost contactó en reiteradas ocasiones a la oficina de comunicación del gobernador Graco Ramírez con el fin de obtener una entrevista y conocer su versión sobre estos temas. Hasta el momento no se ha obtenido respuesta.