Iguala y Querétaro, dos ciudades, dos momentos

Véritas Liberabit Vos

En el mes de febrero como parte de nuestra historia, es imperdible en el calendario de efemérides no recordar dos fechas celebérrimas y diamantinas que dejaron un legado trascendente e importante en nuestra formación de nación, una es la del 5 de febrero, fecha en que fue promulgada  hace ya 100 años La Carta Magna, La Constitución de 1917, que fue signada un día 31 de enero por el Congreso Constituyente y dada a conocer el 5 de febrero.

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Por otro lado un 24 de febrero pero de 1821 Agustín de Iturbide firma el Plan de Iguala, postrer documento que sustenta la intención resuelta de lograr ya la independencia de México de la Nueva España buscando la unión de todas las fuerzas nacionales fundamentado en las bases de haber alcanzado ya metafóricamente la mayoría de edad y estar preparados para emanciparse  del Imperio español, este documento contenía en si toda la esencia de los aires libertarios, sustentados en un ejército llamado de las tres garantías bajo un diseño de una Bandera con los tres colores verde, blanco y rojo, que simbolizaban la Unión, la Religión y la Independencia.

Dos fechas fundamentales la del 5 de febrero que fue el nacimiento de un documento magno muy avanzado para su tiempo, que permitió dar forma a un Estado fuerte como baluarte principal en los aspectos, político, sociales y económicos, donde convergieron ideas de luchas anteriores que tuvieron su desiderátum en la reivindicación de las reformas sociales, al poderse lograr que los derechos de cada sector tengan un rango constitucional y ese Estado fuerte, sea el garante de cuidar, velar y promover su realización.

Ya eran otros tiempos diferentes a 1857 en que se había conformado el espíritu de la Constitución anterior, en medio siglo la historia había dado un vuelco y el perfil de México ya era otro, por eso el movimiento y el ejército llamado constitucionalista, encabezado por Venustiano Carranza que  tuvo la intención de convocar al congreso para elaborar una nueva Constitución que consolidara el programa de la revolución y que encaminara a México a una firme reconstrucción de cara al nuevo siglo XX; fundamentado en la paz y el progreso que tanto esfuerzo y sangre había costado.

Así el 14 de septiembre de 1916 se convocó a elecciones para nombrar a dicho Congreso que una vez electo trabajó en la ciudad de Querétaro del primero de diciembre de 1916 al 31 de enero del siguiente año dando por resultado nuestra Carta Magna. En ella quedaban integradas las banderas democráticas de Madero, el sueño de la reivindicación  campesina de Zapata, el nacionalismo de Villa, las ideas educativas del Ateneo de la Juventud de Vasconcelos, Antonio Caso, Alfonso Reyes, los Sentimientos de la Nación de José María Morelos y Pavón, el amor a la patria de los Niños Héroes y el Ejercito Mexicano, así como los sueños de tantos héroes anónimos que durante el siglo XIX ofrendaron su vida en aras de la Patria.

Arduo trabajo, ideas y posiciones diferentes, debates y controversias dieron como resultado una Constitución con Artículos como el Tercero, 27 y 123 consolidaron la Educación, la tenencia de Ia Tierra y el Trabajo como factores ineludibles para fincar las riquezas materiales y espirituales de lo que representa México como Nación.

Si la Constitución conforma nuestro basamento legal de Nación el Plan de Iguala fue la materia dos primigenia que conformó nuestro nacimiento, dicho día es recordado como el Día de la Bandera ya que fue justamente el emblema Trigarante mandado elaborar por Agustín de Iturbide al sastre José Magdaleno Ocampo donde quedó plasmando en ella todo el sentir que amalgamaba los ideales profesados por el sentimiento libertario.

De este Plan que profesaba la absoluta independencia de México respecto a España o de la injerencia de cualquier otra nación, el reconocimiento a la religión Católica que era la que privaba en nuestro territorio, así como el total respeto a la unión de criollos, españoles, indígenas, mestizos, africanos, asiáticos y cualquier tipo de casta que poblaran nuestro territorio, tres garantías promulgadas de donde  se derivaron todas las acciones posteriores como fue la adhesión de Vicente Guerrero principal líder insurgente de los territorios del suroeste después de una serie de enlaces epistolares que culminaron en el célebre encuentro de Acatempan; a esta unión le siguieron las aquiescencias de Nicolás Bravo, José Joaquín de Herrera, Anastasio Bustamante, Guadalupe Victoria, Antonio López de Santa Anna entre otros personajes que serán decisivos en los años posteriores al México Independiente.

Como resultado de este Plan, el 27 de septiembre el Ejército Trigarante pudo entrar a la Ciudad de México decretándose la Independencia y el surgimiento de nuestra Nación como País Libre y Soberano.

Dos fechas de febrero, dos ciudades, dos documentos vitales e importantes para la vida de México que con orgullo deben ser recordados y mencionados a nuestra juventud para que en estos momentos importantes sustentes más ese fervor nacionalista que nos hace emerger como un gran País.

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