La Anabe (inolvidable y trascendente)…. Parte 1

Se había consumado una expansión para llegar a 20 franquicias en el circuito. Plazas como León, Coatzacoalcos, ingresaban y otras historias como el glorioso Águila de Veracruz y los Leones de Yucatán regresaban después de años de ausencia.

La inauguración en el DF ese año revivió de alguna manera un duelo clásico al enfrentarse los Rojos del México a un equipo llamado azules de un puerto del estado de Veracruz, sólo que no era Veracruz, sino Puerto México, como también se le conoce a Coatza.

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Todo brillaba

El Parque Deportivo del Seguro Social lució sus mejores galas para esa ocasión. Pletórico y con gran ambiente que se vio aderezado por la presencia de Carmen Salinas y de Isela Vega, actrices de moda en aquella década, gracias a diversos papeles en películas tan taquilleras como criticadas del polémico género de “ficheras”.

Inolvidable fue ese día de marzo con el viejo coso (lejos aún de su desaparición) lleno e Isela dando un show muy a su estilo al saludar con aquel topless rojo que literalmente no dejó nada a la imaginación… Ni de adultos ni de un niño próximo a cumplir entonces 11 años y que con el béisbol le tocó esta experiencia ciertamente distinta, aunque con papá y mamá a un lado era más que obligado permanecer incólume (cual John Tudor en sus buenos tiempos con San Luis) y sin ningún gesto que delatara la sorpresa del instante.

Todo era pues alegría. Aguascalientes venía a defender su título logrado en el 78, aunque sin su gran jefe Raúl Medina que había sido suspendido de por vida al regalar a Horacio Piña un automóvil último modelo como premio por su juego perfecto lanzado ante el México.

Los de pantalón largo

Antonio Ramírez Muro era el presidente de la liga, pero contaba detrás de si con todo el respaldo y orientación de Alejo Peralta, nombrado Alto Comisionado del béisbol mexicano por unanimidad y aclamación (¿Podría haber sido diferente?). El caso es que Ramírez Muro interpretó como grave desacato la acción del ingeniero Medina para premiar la hazaña del “Ejote” y sin mediar un solo pitcheo lo expulsó de la liga.

Aquel acto, no fue dimensionado en su totalidad, pero dejó entrever la forma de operar de quienes dirigían el circuito veraniego, que en momento de aparente jauja, lejos estaba de avizorar lo que se vendría cual tsunami en poco más de un año.

Dura competencia

El calendario transcurría con normalidad, los equipos estaban trenzados en Buena lucha. Destacaban en el sur los Ángeles de Puebla y en el norte los Saraperos de Saltillo. Los primeros con Jorge Fitch de manager y Ernesto Escarrega, Pablo Gutiérrez Delfín, Fernando López, José Antonio Elguezabal, Héctor Zamudio, entre otros integrando la novena y los de Coahuila con Tomás Armas, Miguel Solís, Rolando Menéndez, Lupe Chávez, Juan Navarrete, que eran dirigidos por Gregorio Luque.

Otros equipos destacados eran los Indios de Ciudad Juárez, Cafeteros de Córdoba, tecolotes de Nuevo Laredo, los propios Azules de Coatza y una novena que estaba sorprendiendo a propios extraños dirigida por Raúl Cano: Los Plataneros de Tabasco.

Los entonces amarillos y verdes estaban teniendo un muy buen año y luchaban codo a codo con los Diablos Rojos del México por el pase a playoffs, cuando vino un momento que resultó clave en esa temporada y que también significó un parteaguas en la historia de la liga.

Se armó la bronca

Jugaba el México en León, lanzando el estelar René Chávez, que ese año al igual que prácticamente todo el staff escarlata estaba pasando las de Caín, tanto así que La frase acuñada era que para él México, luego de Luis Meré todo era Cuautitlán, parafraseando una expresión que identificaba al DF en esos tiempos en que varios de los municipios que hoy rodean la capital no existían o eran incipientes aun y que servía para señalar las actuaciones ciertamente grises de los pitcheres rojos y que a su vez eran reflejo de un equipo que estaba en etapa de renovación y por tanto no vivía la mejor de sus etapas, más bien se acercaba el final de una época….

En aquel juego en la cuidad “donde la vida no vale nada” vino un ataque de los Cachorros y colocaron hombres en las bases. Chávez entró como debe de ser en esas condiciones: De lado, hizo su movimiento y… El umpire de primera le marcó balk. Vino el siguiente momento y nuevamente el juez señaló engaño al lanzador.

Concepción Rodríguez “Concho” en el ámbito beisbolero, había sancionado algo pocas veces visto… Chávez por supuesto le reclamó y desde ahí ni es muy claro todo lo que vino, de acuerdo con las versiones que se conocieron en la época Rodríguez espero “al siguiente y le marco otro” y René se le fue encima a encararlo por lo que fue expulsado, no paró su carrera por el contrario se impulsó más y le atizó al Concho diversas patadas voladoras que le causaron daño.

En los días siguientes como era de esperarse la Liga sesionó y sancionó al pitcher del México con una suspensión por el resto de la temporada. Una decisión tajante, inapelable… Ángel Vázquez jefe rojo de aquella época, intervino pero fue en vano y entonces vino la parte más importante de aquel suceso. Los peloteros, compañeros de René, clamaban por reducir el castigo que consideraron severo.

Se pidió que los escucharan pues había una convención en Monterrey y era un buen foro para interponer el recurso de apelación. Se nombró entonces a Ramón “Abulón” Hernández, capitán del México como el interlocutor para este caso, por lo que acudió hasta la Sultana del Norte a presentar sus argumentos de defensa.

A ciencia cierta no se supo lo que ocurrió en esa reunión, pero como era de esperarse el dedo pulgar de los jefes giró hacia abajo cual dictamen de emperador romano y Chávez fue castigado el resto del año.

Para el México esta decisión prácticamente le costó ser eliminado por los Plataneros y no enfrentar a Puebla en playoffs como había ocurrido varias ocasiones en esa década, sin duda un golpe fuerte para el de por sí diezmado equipo capitalino.

Hecho que fue un parteaguas

Pero lo más relevante no fue el resultado deportivo. Aquel acontecimiento significó de alguna manera una gota que hizo que varios peloteros comenzaran a reflexionar sobre lo que estaban viviendo, el trato que recibían, la diferencia existente entre jefes y trabajadores. Sus derechos laborales pues. Quizá lo que vio y vivió el Abulón en aquel momento fue tan significativo que lo puso a pensar sobre una nueva etapa del béisbol para quienes son las Estrellas de Cajón: Los peloteros.

Lo que seguramente no contaba era la forma en que actuarían los dueños de la pelota, que por su parte con esa omnipotencia tan propia que permitía el México de López Portillo a los poderosos, iban a negar cualquier viso de “rebeldía” en los peloteros…no importando las consecuencias.

Así, el coctel de sucesos estaba fraguado y la bomba de tiempo que tanto impactó al béisbol mexicano se activó para no detenerse sino hasta su detonación el 1 de Julio de 1980, cuando unos defendieron los derechos laborales de un compañero y otros…. Pues ellos simplemente dieron paso a la cerrazón, a los oídos sordos y por supuesto a la sinrazón que genera el poder absoluto.

De ese histórico momento beisbolero que cumplirá 35 años el próximo miércoles, escribiremos algunas líneas la siguiente semana, a manera de homenaje a todos los peloteros que fundaron y forjaron la Asociación Nacional de Beisbolistas (ANABE) y que si bien fueron grandes en el diamante, se convirtieron en auténticos Estrellas de Cajón con el ejemplo de dignidad y valentía que nos dieron a todos los aficionados de aquella época.

 

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