La Independencia de México

Caldero Político

El 16 de Septiembre de 1810  es una fecha que ha quedado grabada en la historia de México porque marca el arranque  del movimiento que habría de dar a nuestro país la independencia y libertad.  Finalizaba el tercer siglo de la dominación española y la Nueva España parecía quieta, con la rutina tranquila del momento, sin embargo ya se incubaban las ideas de libertad, independencia, igualdad y justicia; todas juntas agitaban las mentes y los corazones de los mexicanos hartos de la opresión.

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Paladines como Primo de Verdad y Azcárate y Fray Melchor de Talamantes habían ya entrado a la historia por la puerta del martirio; no obstante ello, parecía que la paz reinaba en el vasto territorio de la Nueva España y que no se movía ni el aire.

En Guanajuato, el capitán Ignacio Allende encabezaba un grupo de conspiradores que intentaban promover la independencia del país, integrado por los capitanes Aldama y Arévalo, los presbíteros Castelbraque, Casas del Cerro, Zamarripa y otros. Después, el centro de la conspiración se trasladó a Querétaro en donde se precipitaron los acontecimientos que dieron origen a la insurrección.

En la ciudad de Querétaro se reunían los conspiradores en las casas del Presbítero José M. Sánchez y del Lic. Parra. A estas concurrían los licenciados Laso y Altamirano, los capitanes Allende, Aldama, Lanzagorta y Arias, don Epigmenio y don Emeterio González y otros. Se ocultaban bajo el nombre de Academia Literaria y así trabajaban en la oscuridad. El corregidor D. Miguel Domínguez, aunque no asistía a las juntas, estaba de acuerdo con el movimiento y en su casa se juntaban  con Allende para ver el proyecto.

Empero, la conspiración fue delatada por el secretario de la junta, Mariano Galván y por el capitán Arias. Doña Josefa Ortiz de Domínguez, esposa del Corregidor, supo de la delación y envió al alcaide Ignacio Pérez para que previniera al capitán Allende que se suponía estaba en San Miguel El Grande. No habiéndolo encontrado allí, el capitán Aldama, acompañado por el alcaide Pérez, cabalgó hacia Dolores para informar a Hidalgo y Allende de lo ocurrido.

Grito de Dolores

Fue en el pueblo de Dolores (en el estado de Guanajuato) donde fueron informados Hidalgo y Allende de que la conspiración había sido descubierta y sabiendo que no había tiempo para deliberaciones, decidió lanzarse a la lucha por la Independencia de México.

Hidalgo, acompañado de Allende, Aldama y otros más que eran de su confianza, el 15 de Septiembre de 1810 ordenó llamar a misa y en el atrio del templo el cura de Dolores expuso a los rancheros reunidos el plan de independencia. Se dirigió a la cárcel pública, puso en libertad a los presos y quitó el mando a los españoles. El grupo llegaba a 300 hombres. Fueron los iniciadores del movimiento que habría de culminar con la independencia y libertad del país. A la arenga que Hidalgo dirigió esa madrugada del 16 de Septiembre de 1810, se le conoce como el “Grito de Dolores” o “Grito de la Independencia”.

El pequeño grupo inicial creció por lo que Hidalgo y sus compañeros atacan la ciudad de Guanajuato ofreciéndose una terrible batalla. Los españoles, fortificados en la Alhóndiga de Granaditas, que era a la vez fortaleza y almacén, provocaban  grandes bajas entre los insurgentes. Entonces un barretero a quien la historia conoce como “El Pipila” se puso una loza a la espalda, tomó una tea encendida y bajo un nutrido fuego artillero se acercó e incendió la puerta de la Alhóndiga permitiendo la entrada de los insurgentes a la fortaleza.

Los caudillos y la historia

En tanto, una casa del pueblo llamado San Miguel Charo, cerca de Valladolid, se entrevistaron por primera y única vez los curas Don Miguel Hidalgo y Costilla y Don José María Morelos y Pavón, el 20 de Octubre de 1810. Morelos dejó el curato de Carácuaro para ponerse a las órdenes de Hidalgo, quien comisionó a Morelos la insurrección en el sur (en el estado de Guerrero).

Los insurgentes, hasta entonces victoriosos, marchaban hacia la capital del virreinato, encontrando en el Monte de las Cruces a las fuerzas del coronel realista Torcuato Trujillo. Se entabló una sangrienta batalla en la que Trujillo fue completamente derrotado debido a la pericia de Allende, quien aconsejó seguir hasta la capital; pero Hidalgo, inseguro o carente de confianza, ordenó retroceder. Si hubiesen tomado la capital, el efecto psicológico habría sido tremendo en ambos bandos. La historia dice que en esta ocasión la retirada hizo estéril el triunfo obtenido.

Después de sufrir varias derrotas a manos de los realistas, los jefes insurgentes marchaban hacia el Norte con la intención de conseguir armas y pertrechos en los Estados Unidos; pero el destino hizo que un traidor ambicioso llamado Ignacio Elizondo, quien había solicitado un ascenso que Allende le negó, les tendiera una emboscada en el lugar llamado Norias de Baján. Allí cayeron prisioneros Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo, Jiménez y otros, quienes fueron llevados a Chihuahua (en el norte de México) y fusilados. Esto ocurrió el 21 de Marzo de 1811.

Después de la traición, los prisioneros fueron conducidos a Monclova y luego a Chihuahua. El día 26 de Julio fueron fusilados Allende, Aldama y Jiménez y en diferentes días Camargo, Lanzagorta, Santos Villa, Luis Lara, Mariano Hidalgo y otros muchos caudillos. El cura de Dolores don Miguel Hidalgo y Costilla, por ser la cabeza de la insurrección, fue fusilado el 30 de Julio de 1811 a las 7 de la mañana. Las cabezas de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez, fueron llevadas a Guanajuato y metidas dentro de jaulas de hierro y colgadas en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas. Allí permanecieron hasta 1821 en que se consumó la Independencia.

Congreso de Chilpancingo y consumación de la Independencia

En vista de que no había un gobierno reconocido, un mando centralizado que coordinase las operaciones, los jefes insurgentes obraban cada uno por su cuenta con independencia de los demás. Morelos, para corregir esto, reunió en Chilpancingo (capital del estado de Guerrero) un Congreso integrado por D. Ignacio L. Rayón, Dr. José Sixto Verduzco, D. José María Liceaga, Lic. Carlos María Bustamante, Dr. José Murguía y Lic. José María de Herrera. Ante este Congreso declinó Morelos su mando, pero le fue confirmado. El Congreso expidió una declaración explicando los fines del movimiento insurgente.

Morelos había sido fusilado y parecía que la suerte de los insurgentes iba hacia su ocaso, pero ya era imposible apagar la llama de la libertad en el espíritu de los mexicanos. En las tierras del sur (hoy estado de Guerrero), surgió un nuevo líder que vino a reanimar el fuego del patriotismo: Vicente Guerrero, nacido en Tixtla en 1783 comenzó su carrera militar a las órdenes de Don Hermenegildo Galeana en 1810. Cuando fueron fusilados Morelos, Matamoros y Galeana, Guerrero quedó prácticamente solo y como jefe del movimiento libertario del Sur. Luchó sin pedir ni dar cuartel, pero, la lucha se prolongaba y necesitaba apoyos. Se reunió entonces con Don Agustín de Iturbide (militar que se cambió al bando de los libertadores) y juntos consumaron la Independencia de México.

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