La muerte, el costo que nunca prevenimos

Simples Deducciones/Juan Chávez

 

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“Pues me tienen que enterrar ni modo que me dejen ahí en la casa”, es casi la frase aproximada que muchas personas dicen cuando en alguna plática sale a relucir el tema de asegurar el momento inevitable, y es que no es cualquier cosa dejarle ese gasto a quienes están con nosotros, un funeral no sale nada barato aunque se escoja un ataúd muy económico, un espacio que sea en pura tierra y la velación se lleve a cabo en casa, el gasto sobrepasa con facilidad los diez mil pesos.

A esto hay que sumarle, para quienes son católicos lo que se cobra por una misa o bien el que un sacerdote acuda al lugar del velorio y lleve a cabo una significativa oración comunitaria, aunque hay quienes esto último no lo cobran.

Zenorina sabe bien lo que es esto, de oficio pepenadora y de casi 60 años de edad, hace tres años su esposo Alberto de entonces 70 años falleció a consecuencia de una diabetes mal cuidada, “y es que el doctor de los Similares nos decía que él no debía comer muchas cosas, que no frijoles, que no pan, que había que meterle más al pollo, al pescado a las verduras pero oiga, a veces sacábamos 50 pesos en el día vendiendo cartón o envases de plástico, ¿usted cree que con eso íbamos a ajustar?”.

Añade que los medicamentos fue imposible comprarlos con regularidad por la misma causa, no había dinero, “Un día comenzamos a notar que sus pies estaban gordos, hinchados y aquí unas vecinas nos dieron remedios caseros pero se hinchó más y ya de ahí no se levantó, en una semana se me fue”.

Sin hijos ni más familia Zenorina tenía el cuerpo de Alberto ahí, en un colchón en el piso, “se me vino el mundo encima, un vecino me hizo favor de ir a ver en una funeraria cuánto salía y si había pagos. Vinieron y me dieron un papel, ¡15 mil pesos!, me quise morir con él, que tenía que darle la mitad en el momento y me daban un mes para pagar el resto”.

Recuerda que a través de favores con un regidor y un diputado lograron conseguir un paquete más barato y una vecina le vendió un solo espacio en la fosa que ella tiene, “me dijo que si le daba mil 500 me dejaba poner a Alberto ahí y en 3 pagos y no tuve más opción. Fui por un acta de defunción y también me la cobraron, en el panteón me dijeron que para abrir la fosa ocupaba pagar, los vecinos hicieron una colecta, con eso pagué y a tres años de todo esto apenas estoy saliendo”.

Casos como los de Zenorina se repiten día a día y no sólo en situaciones de pobreza, los hay también en quienes tienen un empleo fijo con un salario definido pero que al momento de requerirse, el golpe al bolsillo es considerable.

Querer a nuestra familia incluye no dejarles problemas posteriores a la muerte. Un amigo dice, “si así como pagamos rigurosamente en tiendas departamentales o el plan de celular lo hiciéramos con un paquete funerario de amplia cobertura, sería menos complicado para los seres queridos enfrentar ese momento doloroso”.

La previsión evitará los costos abusivos que se pudieran hacer, ya en medio del dolor por la partida física se firman pagares con un alto costo. Sea cual sea la decisión tuya o de la familia, si prefieren un entierro tradicional o una cremación sería bueno acudir a informarse en distintas funerarias y aunque es un asunto cruel, duro, directo, pero en algún momento de la vida será inevitable, hay algunos valientes que hasta ya han visto el ataúd en el que les gustaría reposar por siempre o las pequeñas urnas para depositar las cenizas, el espacio ideal, ya sea en alguna iglesia o en el panteón, cómo sea, prevenir nunca está de más.

Es un tema doloroso pero inevitable y que debemos de tener en cuenta, también bajo varios conceptos, “no se muere el que agoniza, sino el que menos lo espera” es decir, no porque tú lo compres quiere decir que eres el que va a fallecer, ya que es transferible, lo que no debemos olvidar es que algún día nos va a pasar y como debería ser en todo, debemos estar prevenidos. Mándame tus comentarios, dudas y sugerencias a mi Facebook Juan Félix Chávez Flores o a mi correo electrónico juanfechavez@gmail.com

 

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