La política, según el color del cristal con que se mira

La verdad… sea dicha

Esto de la política es un negociazo, quien sabe mover el pandero se vuelve rico de la noche a la mañana; algunos osados practicantes de tan especial oficio aseguran que sólo basta con no hacerle gestos a las inmundicias para gratificantemente ser un serio candidato a las mieles que da el poder. La política es toda una industria sin chimenea, por así decirlo, se producen partidos, se fabrican merolicos, se compran miles de adeptos, se venden posiciones políticas en todos los terrenos, se negocian curules legislativas, se intercambian puestos públicos entre gobernantes de los estados, se adquieren bienes federales y estatales, se compran candidaturas, y se mercadea con los dirigentes sindicales aunque sean chapulines. Bueno, es bien sabido que la política no es refugio para santos, ya lo dijo, y bien dicho, nuestro ilustre Presidente Peña Nieto, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, digo, supongo que lo comentó para que luego no anden reclamando agravios institucionales y hurtos por los pasillos de Palacio, o los alrededores de Los Pinos.

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Lo “bonito” de la política es que una vez que se llega a las grandes ligas, donde se mueve la marmaja de billetes como diría mi tío Eustaquio, hay poderes fácticos que vuelven al político casi intocable, haga lo que haga, y cómo no, si para llegar a la cúspide se requiere de un buen número de aliados, de “convenios” de “favores” de enjuagues que sostienen al político en el poder; de él dependen muchos charales y charalillos que se nutren de las bondades gubernamentales, y claro, todos son eslabones de una misma cadena, o una pirámide que se sostiene a costa de lo que sea; por eso es tan difícil que cuando los políticos llegan a los puestos públicos ejerzan la ley para castigar a los malos funcionarios, siempre existen compromisos que imposibilitan cualquier acto de justicia. Ahí tiene usted amigo lector, lo sucedido en Veracruz con el ex gobernador Javier Duarte; qué tan grande sería la madeja de políticos poderosos que estaban unidos a él, que sin ningún problema logró evadir a la justicia, sin que nadie le pusiera un alto; pero historias de ese tipo hay muchas, cuando de corrupción hablamos ya sabemos que en México somos los número uno del mundo.

Mire, por otro lado, pero dentro de los arengues políticos, los que no pierden el tiempo en la idea de incrementar sus cuentas bancarias son los 500 diputados federales, quienes bajita la mano encuentran motivos para hacerse de una buena lana para este fin de año. Los angelitos después de cansarse de atender a la gente, encontraron justo adjudicarse un bono especial de 67 mil 515 pesos, para seguir atendiendo a la ciudadanía, esto es independiente de los ingresos que perciben como su dieta de 73 mil 817.10 pesos neto mensuales, los 45 mil 786 pesos al mes por asistencia legislativa y los 28 mil 772 pesos mensuales por atención ciudadana; y para que no les falte el pavo, el caviar, y el buen vino en su casa para este fin de año “como sucede en la casa de cada mexicano” los alegres diputados recibirán su aguinaldo de 140 mil 504 pesos. Dígame usted, si entrar a la política no es un buen negocio.

Por eso entiendo la lucha que se cargan los partidos políticos y los independientes que buscan hacerse del poder en Nayarit; internamente en cada partido los aspirantes andan como perros y gatos, y cómo no, si está en juego la gubernatura, las alcaldías y las diputaciones locales. Para este 2017 hay un tesoro electoral que todos se quieren llevar. El proceso electivo en la tierra Cora se me figura en parte como la canción “La Fiesta” de Joan Manuel Serrat, todos quien bailar con Dios y con el diablo, con el honesto y con el malhechor, con tal de ganar un voto, “hoy el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha”, reza la canción de Serrat; en esta tierra de apenas poco más de un millón de habitantes no hay mucho que escoger, todo mundo se pone vivo, bueno, los políticos, porque la ciudadanía somos la presa a conseguir. Así los Polos, los Cotas, los Echevarría, los González, las Margaritas, los Layines y los Navarro merodean con avidez los alrededores del Palacio de Gobierno. La gubernatura es un manjar que alienta las pasiones, pero también algunas veces envilece los buenos deseos de los hombres, dicen, usted qué opina. En fin, cuando todo pase y las cosas vuelvan a su cauce, cuando como dice Serrat, “vuelva el pobre a su pobreza, vuelva el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas” entonces sabremos si elegimos bien a los nuevos gobernantes, o si nos equivocamos rotundamente. Ya veremos dijo un ciego. Por cierto, un favorcito a los conocidos líderes políticos, esos que han sido protagonistas de nuestras penas ciudadanas por tantos años, no anden por ahí diciendo que acabarán con la corrupción, ni dándose baños de pureza, Nayarit es tan pequeño que todos sabemos de que pata cojean. En estos tiempos no se puede apostar a la amnesia ciudadana, los nayaritas, creo, hemos despertado de nuestro letargo.

La UAN en calma, pero sin revelar los nombres de los saqueadores de sus finanzas. Vaya, tal parece que en la Universidad Autónoma de Nayarit todo volvió a la calma, las empresas y las dependencias que amenazaban con cerrar las cuentas a la rectoría tuvieron piedad y momentáneamente les dejarán en paz, claro con la promesa de pago. Luego, gracias a ciertas gestiones del Gobernador Roberto Sandoval,  y del Senador Manuel Cota al parecer los pagos para los trabajadores de la UAN podrán ser cubiertos por lo menos hasta este fin de año. Sólo que entre la sociedad nayarita, y desde luego la comunidad universitaria sigue existiendo una pregunta, para cuándo se dará a conocer los nombres de los sinvergüenzas que robaron a la universidad, o será que finalmente todo acabará con un borrón y cuenta nueva. Hasta pronto. Para comentarios mi correo robleslaopinion@hotmail.com

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