La tragedia de una Capital, Tepic, Nayarit

Por Gustavo Arce

La política no es una ciencia exacta, mucho menos cuando los políticos a cargo resultan ser personas improvisadas o inexpertas para ostentar una responsabilidad de alto calado como la presidencia de una ciudad capital de cualquier estado de la República.

Recientemente en la ciudad de Tepic Capital del estado de Nayarit, la actual presidenta municipal manifestó su molestia e inconformidad respecto de las opiniones de la ciudadanía quien la criticaba y señalaba ante una crisis ambiental en la que un incendio que se mantuvo fuera de control en el cerro del San Juan y que a los ojos y opinión de la ciudadanía capitalina desatendió la alcaldesa, situación que la llevó a expresar su opinión ante las críticas, señalando que, si era tanta la preocupación de los que criticaban, pues que se capacitaran y ayudaran a atender la crisis ambiental.

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Las declaraciones de esta política y funcionaria pública no solo fueron desafortunadas, sino despóticas y poco sensibles ante los reclamos de una ciudadanía que le regaló la oportunidad de gobernar la capital del estado pese a su nula experiencia como política y más aun sin tener la experiencia mínima necesaria administrativa en la función pública.

La ciudadanía de Tepic hoy vive tiempos en los que los gobernaste no solo se sienten dueños de las entidades -dicen los ciudadanos en las calles “se sienten todo poderoso”-  sino que demuestran con sus actos y declaraciones arrebatadas que, carecen de sensibilidad social, tacto político y hasta sentido común de comprender que, son servidores públicos y que no solo están para atender y solucionar las distintas necesidades de la ciudadanía, sino para dar la cara sí o sí con respeto y empatía a las y los ciudadanos cada que éstos les reclamen, señalen y exijan que cumplan no solo con sus promesas políticas, sino que logren el avance, el desarrollo social y se mejore la calidad de vida de la ciudadanía; las acciones carentes de empatía y tacto político, social y humanístico solo demuestran su improvisación e incompetencia y hasta lo imberbe de su actuar como funcionarios públicos

Pero como dice el pueblo “la culpa no la tiene el indio, sino el que lo hace compadre”

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