Las mujeres de Chabelo

Simples Deducciones

La vida de Don Isabel, Chabelo para los amigos, pudiera parecer ordinaria, pero no es así, él, en la búsqueda incansable del amor ha sido “abusado”, como él mismo lo califica, “por dos chamacas, ambas decían que me querían y sólo me sacaban el dinero”, el buscar afecto con jovencitas le ha costado, empeños de joyas, artículos del hogar, una bicicleta, dos préstamos, su pensión y el regaño de sus hijos y de un nieto, “pero que quiere qué haga, sí desde niño soy así, me gustan las mujeres”, tiene 79 años y se arregla como veinteañero.

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Don Chabelo dedicó gran parte de su vida a trabajar en el Ferrocarril y su familia le dejó, “unas tierritas por ahí, que rento para la caña, hasta eso me pagan puntual, es buena persona el que me renta y tengo una pensionsita, poca pero me paga mis gustos”, es viudo, con 4 hijos de una pareja, dos de otra, “y quien sabe sí anden más por ahí, siempre fui muy cotizado”,  suelta la carcajada mostrando sus pocos dientes que aún conserva.

Dice que borracho nunca fue, “me tomaba unas dos, tres, fumar es para pende…qué gusto le hayan al humo ese, nada, puro cáncer, tampoco le pegué a mi mujer, bueno con la que me aguantó más, a ninguna mujer se le pega, así de bonitas son para abrazarlas, acariciarlas”.

Dice que quizá su éxito con las damas radicó en ello, “yo las escuchaba, les decía que eran muy bonitas, que olían bien, nunca me fijé sí eran flaquitas o gorditas, yo siempre les dije que eran bellas y eso me las ponía rendidas”, recuerda que hubo varias casadas, “cuando iban a lavar allá por el lado del arroyo en el rancho pues me las robaba un ratito, oiga, yo tenía 13 años cuando andaba con una de 22”, y vuelve a sonreír.

Sin embargo dice, que todas esas mujeres jamás le pidieron nada económico o efectivo, solo “buenos ratos”, pero ahora, “bien diferente oiga, yo voy a los bailes, al Acayapan, al danzón, y qué cree, una güerita así como de unos 20 años se sonreía conmigo ahí en el jaripeo y pues al rato ya la tenía cortito, me dijo que sí le pichaba unos botes y dije, pues bueno”.

“Me dijo que se llamaba Camila pero le dicen Cami y que le gusté porque soy muy atento, me invitó a vernos entre semana en la plaza que porque no tenía amigos con quien platicar y ahí tienes a tu menso”, narra que varias veces se encontraron frente a catedral, que ella le dijo que quería entrar a estudiar a alguna escuela pero, “que sus papás le pegaban, que su papá era muy abusivo y que la mamá nunca la había querido y pues yo me ofrecí a darle algo de dinero para que estudiara”.

Después le dijo que un ex novio le tomó fotos desnuda y que amenazaba con enseñárselas a su familia sino le daba 5 mil pesos, “entonces yo dije, la voy a apoyar y empeñé mis dos esclavas y una cadena”, pero las cosas no iban como Chabelo quería, “pues no pasábamos de abrazos, pero ni besitos ni agarrón y yo ya me estaba enfadando del montón de problemas que Cami  tenía, hasta que le dije que pues yo ocupaba cariño y verla a solas, me dijo que sí, que al otro día nos veríamos donde siempre y que de ahí nos fuéramos a donde sea”, el abuelo se emocionó, estrenó toda la ropa que usó al día siguiente pero ella jamás llegó, pidió a un joven que le marcara el número de ella, “pero pues que ni existe el número y yo de esos aparatos no sé”.

Con Alondra de 19 años la historia fue igualita, entre ambas se llevaron, “uhhh como 50 mil y aquí estoy endrogado y regañado, bien regañado”, dice que ahora sus hijos lo vigilan, su nieto no le quita el ojo de encima y le quitaron de su alcance las escrituras de la casa, facturas de electrodomésticos que la familia le regaló y la factura de “mi carrito, que aunque viejito aún vale algo, y pues la tiene mi hija”, dice que no entiende por qué ahora las mujeres son, “tan largas oiga, ya no hay cariño, ni respeto, puro robar disimuladamente, pero robo”.

Su hija le dijo que sus deudas de hoy son bien merecidas por, “andar de rabo verde, ay papá, cómo crees que una niña a la que le ganas con 50 años se va a hacer tu pareja, los hombres nunca abren los ojos”, señala don Chabelo que aunque esas palabras le molestaron, él está seguro que podrá encontrar a alguien que lo acompañe en sus últimos años, “pero una de mi edad no, para andar poniendo pomadas que flojera, quiero alguien que me las ponga a mí”, y se ríe.

Historias como la de Chabelo no son comunes, acciones como las de Camila y Alondra van a la alza, no es la primera vez que escucho algo similar y recurro de nuevo a los valores que se inculcan en las familias, esas jovencitas ¿tendrán papás, en qué mundo crecieron, cómo dieron en realizar este tipo de cosas para obtener dinero, hasta dónde llegaremos? Mándame tus comentarios dudas y sugerencias a mi Facebook Juan Félix Chávez Flores o a mi correo juanfechavez@gmail.com

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