Véritas Liberabit Vos
De los escombros de los edificios caídos, de las piedras y polvo que cubrían el llanto y el dolor de los mexicanos en desgracia, emergió la figura de un ejército de jóvenes que atravesando las calles y zonas devastadas se unieron por los medios que ellos más conocen y que más dominan: Las redes sociales para hacer no solo una convocatoria inmediata, seria, masiva, oportuna y efectiva que uniera a miles y miles de manos que no solo brindaran apoyo físico, sino también apoyo material, señalando los lugares donde era más necesario su presencia, coordinando labores de rescate, dando indicaciones con códigos precisos que sobre la marcha fueron generando, códigos de comunicación de silencio, emergencia, ayuda, consuelo, y no solo ello, mostraron un carácter de respeto ante el dolor y ellos mismos recriminaron cualquier muestra de mofa, sarcasmo en lo que ya es tan común en las redes como son los llamados “memes” o imágenes con frases irónicas sobre algo o alguien, denostando y rechazando inmediatamente a quién lo llegara a hacer.
Este ejército de jóvenes que junto al Ejército Nacional, la Marina, Cruz Roja, Bomberos y demás Instituciones han dado la mayor muestra de solidaridad que queda en la memoria de los mexicanos haciéndonos ver que es esa juventud que a su estilo, a su modo pero en su tiempo y con un corazón bien puesto, sacan a relucir el valor y el coraje de ser mexicano que ante las adversidades se crece dando esas muestras de heroísmo y caridad solidaria.
Esa Generación a la que se le ha llamado los “millennials” o Generación “Y” por coincidir parte del inicio de su vida con la llegada de un nuevo milenio, y por ser hijos de aquellos que formaron parte de la Generación X o del fin de la Guerra Fría y de las ideas totalitarias, ahora esos jóvenes millennials donde ellos mismos se consideran políticamente independientes, prácticamente unos nativos digitales que por sus manos no solo pasan variedad de equipos electrónicos, sino que un alto porcentaje de sus actividades son basadas y fundamentadas en un teléfono inteligente o una Tablet conectada a internet, donde el streaming es la forma más rápida de una comunicación ya no solo con datos, ya no solo con voz, sino que al instante se tiene video, voz, datos, la vida captada al instante y con la posibilidad de ser vista y comentada por toda una red de espectadores que a su vez la transmiten a otra red, donde la conexión a internet, Wii Fii o carga eléctrica es tan necesaria para trabajar como el oxígeno para vivir, donde el mayor padecimiento o angustia llamado por sus siglas en inglés FOBO (fear of being offline) estar sin conexión o fuera de línea.
Hoy estos jóvenes, al igual que los jóvenes de hace 32 años nos han dado la muestra de que el ser humano y en este caso el mexicano es solidario, empático, idealista que puede realizar los actos más nobles y trascendentes, y que así bajo los estilos y las formas tan típicas y especiales que pueden presentar los jóvenes actuales ante la sociedad pueden organizarse, buscar las estrategias, equipos y formas necesarias para salir a la calle y velar por sus hermanos de sangre.
Hoy México en su dolor y desgracia puede reconocer y agradecer que las redes sociales fueron una herramienta muy eficaz en las labores con que la sociedad civil afrontó una de las peores tragedias que se han vivido en nuestro suelo, pudo verse una mejor organización donde también claro influyeron todas las medidas de protección civil que el sismo de 1985 dejó como aprendizaje, por eso hoy vimos cascos, chalecos, guantes, señalamientos, que junto al deseo de ayuda, de apoyo, de hermandad y de fraternidad se fusionaron en una enseñanza para las futuras generaciones que serán los hijos de los millennials de hoy.
Las lecturas que debemos tomar de esto no deben ser ligeras, debemos entender la preponderancia que tiene la tecnología y el uso adecuado de la misma, que estos jóvenes aunque son políticamente independientes no dejan de participar en debates sobre políticas de Gobierno en curso y su opinión al difundirla por las redes sociales tiene un enorme peso, así como la unidad y la comunicación que logran en un solo instante; la inclusión de ideas, creencias, estilos es una amalgama fundamental en el desarrollo de la opinión de un País; por lo tanto no dejemos caer esta participación cívica, que no sea necesario una desgracia para que resurja su potencial, las Universidades, las Asociaciones, Clubes y demás instituciones debemos replantear estos valores e incluirlos teniendo apertura para beneficio de la sociedad.