¿Me tocará vivir de la caridad humana?

Simples Deducciones

Cada día que paso por la calle Amado Nervo a media mañana y veo sentado a un anciano de algunos 80 años de edad, quien acomoda cuidadosamente unos 8 bulitos en el piso (anteriormente los campesinos los usaban para llevar agua y beber de ahí, se mantenía fresca y limpia), mi mente se adelanta a pensar, ¿Cómo llegaré yo a esa edad, (si es que llego), qué venderé, pediré limosna, me tocará pasar de desayunar un apurado y frío cereal con leche, a una bolsa de duritos con agua o un refresco?, me estremezco de ver quizá, mi futuro reflejado en ese anciano.

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Cuando estaba en la Universidad, mantenía los mismos sueños que muchos de mis compañeros y estoy seguro, de quienes hoy están en esas aulas. Estudié comunicaciones, quería salir y comerme el mundo, reportear, preguntar, escribir, que mi voz se oyera en radio, que mi imagen fuera a la tele y que mis notas se reflejaran en algún periódico, pero que sorpresa me llevé cuando conocí la vida laboral para los jóvenes, con estudios difícil, sin ellos, casi imposible.

Sin prestaciones —y ojo, no estoy hablando sólo de medios de comunicación—, y como muestra están, los chóferes de camiones, quienes desde hace 33 días se han negado a desistir de una justa demanda, tener prestaciones sociales, que su familia pueda ir al IMSS, de poder alcanzar un patrimonio propio, a través de una casa adquirida en INFONAVIT y al final de la vida productiva, una pensión económica mensual, que les permita vivir la vejez, pero para millones de seres humanos en todo México, esto ya se ve imposible.

Con salarios de hambre, a veces menores a 2 mil pesos por quincena, sin contratos de por medio, mucho menos una nómina, sino todo lo contrario, obligados a dar recibos de honorarios, pagar un contador, llevar las cuentas exactas para rendirle parte a Hacienda y justificar hasta el último centavo que se gasta, así ¿Cómo se puede ahorrar, cómo pensar en formar una familia? adquirir una casa que rebasa, en abonos, los 4 mil pesos al mes, comprar carro es realmente impensable.

¿Qué nos espera como la fuerza laboral activa de este país?, con los trabajos formales cada vez más alejados; en las 2 o 3 empresas que hay en Tepic, los turnos son de 12 horas, con una quincena que se va en camiones de ir y venir; ¿Cuándo se tiene el dinero suficiente para ir a la playa, para un viaje más allá de los límites nayaritas?, ¿una ida al cine?, sí, pero en miércoles que es más barato y sin palomitas, a y que se acabe temprano la película para alcanzar camión  y no tener que pagar taxis, porque el dinero no ajusta.

Me siento triste, por mí, por mi familia menor que yo, por mis amigos, porque me pregunto, ¿Qué futuro nos espera?, ¿Cómo vamos a solucionar una ida al médico particular?, ¿y los medicamentos, cómo los podremos comprar?

¿Dónde está el mejor futuro que nos han prometido por años?, ¿Dónde quedan esos mencionados trabajos, que serán bien pagados?, no puedo más que voltear a mi alrededor y ver parejas que apenas empiezan su vida, viviendo en casa de los papás de algunos de ellos, en la recámara que usaban en su soltería, hoy es el hogar de los recién casa-dos. Sin intimidad, sin derecho a decidir dónde poner una silla, en muchos de los casos no es por flojera de no trabajar, sino que la miseria de los salarios hace imposible la adquisición de una casa propia.

Se dice que la generación “millenians”, no se preocupa por nada, que adoran ser “ninis”, que les da igual todo, y no me queda duda, con esas condiciones que se encuentran al llegar a una empresa, aunque tampoco es una justificación. ¿A qué podemos aspirar los que estamos en la edad productiva?, a trabajar años y años, hasta que la salud y la fuerza de la naturaleza nos deje imposibilitados de seguir laborando y entonces recurriremos a mendigar una moneda para poder comer.

Los fondos de pensiones, dicen que ya no ajustan, que el dinero no alcanza para pagar más, sin embargo, para quienes alcanzan un trabajo formal, los descuentos que se van a las Afores nos hablan de un supuesto ahorro para el futuro, pero hay dudas de que realmente nos lo guarden para esos días y después, de que nos ajuste para vivir hasta el final de nuestras vidas.

¿Qué me da preocupación?, ¡claro! Hasta miedo, porque si ahorita los ancianos viven una situación complicada, en 20 años no puedo ni siquiera prever cómo será, mi futuro y el tuyo, no veo con claridad propuestas reales para quienes vamos camino a la vejez y menos, el rescate de quienes hoy ya no pueden trabajar más y para no morir de hambre, se guardan la vergüenza, y salen a solicitar el apoyo de una moneda para sobrevivir. Mándame tus comentarios, dudas y sugerencias a mi Facebook Juan Félix Chávez Flores o a mi correo juanfechavez@gmail.com

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