Mirando al cielo

Véritas Liberabit Vos

Dentro de los acontecimientos del Movimiento Cristero que se desarrolló en nuestro país en los años de 1926 a 1929 está la historia por demás ejemplar y elocuente del niño José Sánchez del Río que perteneció a la vanguardia del grupo local de la ACJM de Sahuayo Michoacán y que contando con tan solo catorce años de edad se unió a las fuerzas cristeras en las que se le acepto como ayudante y no como soldado a causa de su corta edad.

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Tal fue su entrega que al poco tiempo se había ganado la admiración del General que fue tomado en cuenta para participar en ciertas incursiones militares, así en  un combate librado cerca de Cotija Michoacán, el 5 de febrero de 1928, cuando a su jefe le fue muerto su caballo, le cedió el suyo diciéndole,: ” Mi general aquí está mi caballo , sálvese usted aunque a mí me maten, yo no hago falta usted sí”, y uniendo la acción a la palabra, tomó el fusil y se puso a disparar contra el enemigo que tenía enfrente hasta que se le terminaron las balas, entonces fue aprehendido y llevado al jefe de los contrarios donde fue tratado de convencer para que pasara al bando rival pero este no aceptó  por lo que fue condenado a prisión, desde la cual,  envió a su madre una sencilla carta donde se leía lo siguiente:  “Mamita ya me apresaron y me van a matar, estoy contento, lo único que siento es que tú te aflijas , no vayas a llorar”.

Por más intentos que hizo su padre  de que lo liberaran, el día 10 de febrero a las 11 de la noche sin juicio que lo condenara y después de una dolorosa tortura, lo condujeron al cementerio del pueblo, fue colocado al borde de una tumba abierta, José rechazó una vez más unirse a al bando enemigo y gritando vivas a Cristo Rey fue apuñaleado ahí mismo y rematado con el tiro de gracia. A este hecho se une que justamente este niño era ahijado del diputado Rafael Picazo quién conocedor de la situación y teniendo en sus manos la posibilidad de salvarlo,  temeroso de perder su cargo no interviene de ninguna forma para ayudar a su ahijado al contrario al intentar disuadir al niño de su actitud y no lograrlo toma una actitud de enfado y enojo ordenando a sus esbirros para que lleven a cabo la ejecución.

Este cuadro de la vida real tan dramático queda plasmado como un importante pasaje de esta lucha que se llevó a cabo en nuestro país el siglo anterior y que ahora con una excelente pluma el autor Antonio Peláez productor y escritor de cine ha dejado escrito en un libro titulado Mirando al Cielo y que en días pasados fue presentado en la Feria Internacional del Libro, junto a una pléyade de escritores que con sus libros tratan de expandir la práctica de los valores, lo importante de las virtudes y sobre todo mostrar el camino que Dios tiene para cada una de sus creaturas.

En este libro se narran las dos historias que convergen en un punto común la de Josecito que muere pidiendo perdón a Dios para sus verdugos y la de su padrino Rafael Picazo quién en su lecho de muerte años después tiene la oportunidad de confesar haber mandado asesinar a su ahijado por no querer apostatar contra su fe, y ahí minutos antes de exhalar pide perdón a Dios por todos sus errores estando consciente que solo hay un camino de salvación.

Mirando al cielo, es una historia de fe, pasión y traición, que narra la apasionante vida de (el hoy ya beatificado) José Sánchez del Río y la Dios de toda una familia que nos muestra que aún en tiempos de guerra….existe el amor.

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