En la Basílica de Guadalupe fue celebrada por primera vez la misa solemne en Náhuatl, oficiada por el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Bíblica; mientras la homilía fue dada por el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel.
Durante el acto de dos horas, el jerarca católico reconoció en su sermón -traducido simultáneamente al Náhuatl- que no sólo la sociedad mexicana ha discriminado a los pueblos indígenas de la nación sino también la misma Iglesia, al no darles acceso en su lengua a las sagradas escrituras ni a los ritos católicos.
Asimismo, anunció que la Pastoral Indígena y la de Cultura presentarán en la brevedad a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) el modelo de traducción al Náhuatl de la misa desarrollada este martes, luego de hacer algunas precisiones.
Solicitarán al órgano de obispos de México su aprobación y, después, darán los pasos necesarios ante la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en Roma.
“Es una pena, una vergüenza, una injusticia que hasta ahora el pueblo Náhuatl no tenga un Biblia católica, aprobada por la Conferencia del Episcopal. Se han hecho esfuerzos aislados, por parte de agentes de pastoral que tienen corazón sensible a los derechos del pueblo”.
“Algunos han empezado a traducir partes de la Biblia, pero a veces con la incomprensión de presbíteros, religiosas del mismo pueblo y aún de algunos obispos, les dicen que para qué pierden el tiempo, que eso para qué sirven, que esos idiomas están condenados a desaparecer”, aseveró el obispo Arizmendi Esquivel.
Todas las oraciones, las lecturas, el Evangelio e incluso los cantos y alabanzas fueron interpretados en idioma Náhuatl durante el rito; hubo minutos de danzas indígenas que puso a bailar a los obispos presentes, canónigos de la Basílica, presbíteros y a la feligresía presente.