Planes y tratados en la historia de México

Véritas Liberabit Vos

Revisando nuestra Historia Patria, nos encontramos con una serie de Planes y Tratados que en muchos casos marcaron el rumbo del país, Planes que nos llevan desde el triunfo del movimiento independentista, el inicio de la revolución o de escenarios donde a la sazón de ellos se buscaba derrocar a un gobernante que a la postre sería derrocado con un plan de diferente nombre pero con un similar objetivo, lo mismo con los Tratados que sirvieron para signar apoteóticos acontecimientos como la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, la capitulación del gobierno de Díaz o signar situaciones dolorosas y tristes como aquella que llevó a la pérdida de más de la mitad de nuestro territorio, o el que marcaba el establecimiento de un Segundo Imperio con la búsqueda de un príncipe extranjero.

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Estos planes y tratados los vivimos en un periodo de poco más de cien años (1821 a 1929), es el llamado por el historiador Enrique Krauze el “Siglo de los Caudillos” un siglo que si bien inicia con la independencia de México de la Nueva España, ésta se ve rápidamente ensombrecida por las luchas fratricidas y permanentes entre los liberales y los conservadores que van a generar guerras; entre las más importante es la de Reforma, así mismo enfrentar  las dos guerras con los Estados Unidos, las dos intervenciones francesas, un imperio extranjero, la Revolución de 1910 y los cuartelazos de la postrevolución que dieron un saldo que en el papel no resulta nada favorable para un país que emergía como un “cuerno de la abundancia” en una América que se emancipaba del dominio europeo.

Bajo este orden enumeraré los más importantes o de mayor trascendencia en el destino nacional que bien es cierto, el juicio de la historia deberá hacerse en el contexto del momento y bajo las situaciones sociales y políticas muy propias del instante mismo en que los actores y autores fueron movidos por la voluntad de servir a una Patria bisoña que saltaba a la palestra de un mundo regido en ese momento por los estertores de las guerras.

El primer Plan y Tratado posterior es el Plan de Iguala y el Tratado de Córdoba, el primero decretado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero en 1821 para que bajo los objetivos de Religión, Independencia e Unión se diera paso a la Independencia de México, así mismo el Tratado acordado meses después por Iturbide y el Virrey Juan O Donojú con el cual  es reconocida esta Independencia; de esta firma sellada con un tedeum y un desfile glorioso, no perduró más de dos años, ya que la insidia y ambición sobre todo de los dos bandos políticos y la codicia norteamericana, hacen que de 1821 a 1850 haya en México 50 gobiernos, lo que refleja la inestabilidad política reinante en esos 29 años, es de notar durante este período la figura controversial del General Antonio López de Santa Anna quién desde 1829 encabezó diversos Planes para derrocar a los gobernantes en turno (Plan de Jalapa, Plan de Casamata, Plan de Perote y recibiendo en contra otros como el Plan de Ayutla) pudo acceder al poder en once ocasiones, llegando a portar en sus últimos momentos el título de Alteza Serenísima, teniendo en su haber la pérdida de Texas con la batalla de San Jacinto en 1836 y la posterior anexión de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utha y parte de Colorado y Wyoming producto de la Guerra con Estados Unidos (1846-1848)que quedaron en posesión de los norteamericanos  después de firmar el Tratado de Paz, Amistad y Convivencia o también conocido como de Guadalupe Hidalgo que centraba la frontera norte en el Río Bravo. El Plan de Ayutla encabezado por el General Juan Álvarez e Ignacio Comonfort en 1854 pone fin al período de Santa Anna quién renuncia y abandona México por Veracruz cerrando así un capítulo de caos, contradicciones y falta de verdaderos líderes que prevaleció en las primeras décadas de vida independiente.

Durante la Guerra de Reforma (1858 – 1860) ambos bandos en disputa firman sendos tratados con sus aliados para así concertar más apoyo a su causa; Juárez firma el polémico Tratado Mc Lane – Ocampo donde da claras ventajas sobre nuestro territorio a los Estados Unidos y los conservadores firman con España el Tratado Mon- Almonte, al triunfo de los liberales ninguno de estos Tratados tuvieron vigencia, el que si emergió fue el Tratado de Miramar posterior a la derrota a manos de los franceses Napoleón III apoyaría el trono de Maximiliano de Habsburgo que fue ofrecido por los conservadores.

Dignos de análisis son los Planes de La Noria y el de Tuxtepec enarbolados por Porfirio Díaz ambos con el lema de la “No reelección” uno contra Juárez (1871) y el otro contra Lerdo de Tejada (1876) este último tuvo su efecto y concedió el camino de la Presidencia a Porfirio Díaz que se mantuvo en el poder hasta 1911, que se desploma con un Plan de San Luis (Francisco I. Madero 1910) que bajo el mismo argumento de no reelección hizo caer al gobierno de Díaz.

Ya en la época Revolucionaria se emitieron entre los principales: el Plan de Ayala (Emiliano Zapata 1911) para desconocer al Gobierno de Madero, el Plan de Guadalupe (Venustiano Carranza 1913) en contra del  Gobierno de Victoriano Huerta,  el Plan de Agua Prieta (Álvaro Obregón 1920) para quitar del poder a Carranza.

Planes y Tratados para obtener y detentar el poder configuraron nuestro México de aquellos años cuya estabilidad llego a partir de 1929 cuando Plutarco Elías Calles aglutinó a las diversas facciones y fuerzas políticas en el Partido Nacional Revolucionario, y esta, esta será otra historia.

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