Políticos soberbios pierden piso

Caldero Político

Esta fábula es resultado de un sueño. Resulta que todos los héroes de historietas, ahora TV y cine, SUPERMAN, BATMAN, SPIDERMAN, BATICHICA, Mujer Maravilla, y otros, se rebelaron y salieron a la calle con pancartas defendiendo su ser. Parecían personajes de la vida real y no de comic’s.

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Los héroes Argumentaban abiertamente que ellos no les deben nada a sus autores ni a nadie ni siquiera a sus dibujantes, que ellos (los héroes) son producto de su propio esfuerzo, de su tenacidad y capacidad, que su destino estaba marcado pese a los autores, argumentistas o dibujantes, que ese grupo no sirve para nada y que  no tienen nada que ver en su creación, popularidad y desarrollo. Es más, reniegan de su origen y se vuelven locos contra sus constructores y geniales autores. Como dicen en las colonias: “Todo para miguelito”.

Perdieron el suelo

La sociedad los vio con sorpresa. Unos decían que tenían razón porque sus cualidades son sorprendentes y nadie las tiene en el mundo mucho menos sus poderes y propiedades. Pero siempre un segmento social aseguraba que ellos sí son producto de la creatividad e imaginación de sus creadores y que sin ellos no son nada, pero insistentes los grandes héroes defienden su libertad e independencia: “Nadie nos hizo, somos nosotros los que les hemos dado dinero, fama y poder a los que se dicen nuestros dueños. Nos han explotado y abusado de nosotros, gritan en voz colectiva”, agregan.

Políticos dan la espalda al pueblo

En la mente no se reflejaban héroes de historieta sino figuras de carne y hueso que luego de recibir el voto de sus conciudadanos los abandonan y niegan que obtienen sus cargos con el auxilio del pueblo o de sus creadores, que le invierten tiempo y dinero. Esos políticos chafas creen que son ellos los que estaban ya predestinados para ocupar alguna responsabilidad y que son tan buenos que ya ‘culiatornillados’ en sus puestos pueden hacer y deshacer olvidándose de quienes los llevaron ahí.

La soberbia, la falsedad, la prepotencia, significan las características de los que se consideran tan fuertes para acumular riqueza y hacerse más poderosos a costillas de burlarse, alejarse y medrar con quienes le ayudaron a ser los que son. Fatuos y soberbios.

Los votantes no cuentan

¿Nombres? Ni caso tiene porque el pueblo los identifica; ya se sienten héroes caídos del cielo y se han olvidado de sus orígenes y de quienes los encumbraron. Algunos ni siquiera mencionan el nombre de su entrenador o mentor en sus discursos; ¡son ellos y nada más ellos los que lograron el fenómeno de ganar elecciones y estar en puestos donde se ganan muchos millones! ¡Qué disparate!

¡No cuentan en el agradecimiento ni los líderes populares, ni los seccionales, ni los llamados ‘dirigentes ‘naturales’, no, para nada, ellos se hicieron solitos y toda la fama y el dinero es para ellos y sus familias, nada más!

Como la manifestación de los ‘héroes’ que  dijimos al principio, los actuales legisladores, alcaldes, funcionarios públicos, no les deben nada a nadie, solamente a ellos. Ni siquiera actúan  como decía el famoso boxeador Raúl ‘Ratón’ Macías: “Todo se lo debo a mi manager y a la virgencita de Guadalupe”, reconociendo al menos a su director técnico, acá nada, cada quien se basta solo y llegó solito. ¡Qué barbaridad! Se alejan del pueblo, se enriquecen, acumulan fortunas y todo lo malo que se puedan imaginar.

Con esos amigos para qué quieren enemigos

Por ello decimos en este momento que ningún gobernante puede quedar en entredicho a consecuencia de los errores directos o indirectos de algunos de los integrantes de su engranaje o de su equipo. Nadie es insustituible y  la voz del pueblo es la voz de Dios.

Es cierto que a los enemigos hay que tenerlos cerca, si es posible, para vigilarlos mejor y ver sus movimientos, pero a familiares y amigos hay que mantenerlos lejos, muy lejos, invariablemente, por eso de que no te entumas que ya a muchos se les cansó el caballo y desconocen a sus creadores y podrán salpicarlos de corrupción y acciones indignas. Esos políticos sangrones se sienten tan ‘grandes héroes’, que dan la espalda al pueblo, a sus equipos de trabajo, a sus amigos y hasta a quienes les dieron vida, presencia y los formaron en la política cuando no eran nada.

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