Prometieron curarles las cataratas, y los dejaron ciegos

La señora Natividad Méndez Rayón es una de las cincuenta pacientes que fueron atendidos por la clínica denominada ‘Instituto de Salud Visual (ISVI)’ de la ciudad de Cancún, Quintana Roo, donde tres perdieron totalmente un globo ocular y dos más perdieron la vista por una infección post operatoria.

“Llegue a mi casa y tenía mucho dolor de cabeza, ya tenía malestar; para el sábado mi dolor era bastante, mi ojo ya estaba hinchado, parecía que iba a explotar, me dolía mucho, mi cabeza parecía que me iba a estallar, todos mis oídos, mis muelas, mis quijadas, mis huesos me dolían, bueno, me ataco bien feo, y me dolía y aquí sentía como que hay candela encendido, como que algo que se está ardiendo, sentí horrible”.

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Todo eso es lo que recuerda doña Natividad después de que le mal realizaran una intervención quirúrgica para quitarle las cataratas.

“Empecé a gritar y le dije a la enfermera, ‘sacarme de aquí, me están sacrificando, siento que me voy a morir de tanto dolor’; ‘cállate, no grites porque está la clínica llena, la gente se va a asustar, se van a ir todos’, me dijo”.

A través de una campaña de operación de cataratas lanzada por la fundación de la empresa Cinépolis, estas personas llegaron a la clínica contrata para que recibieran la cirugía sin imaginar que perderían la visión.

“¿Qué siente de que estas personas que la operaron la dejaron así? Coraje”, afirma la señora Hortencia Tepal Puc, otra de las víctimas de esta negligencia médica. “Yo no puedo hacer nada, antes yo tejía mi hamaca, y ahora ya no puedo tejer mi hamaca, con trabajo lavo un poco de mis trastes, no puedo guisar porque si me pongo en la estufa, lo caliente de la estufa me lastima el ojo con lo caliente de la estufa, no puedo acercarme”.

La fundación ‘No más negligencias médicas’, desde que conoció el caso de estas cinco personas, las ha cobijado para que, al menos dos de ellas, tengan prótesis para evitar que las víctimas se quedaran sin el globo ocular a consecuencia de una operación mal aplicada.

“¿Quién es culpable realmente? Yo creo que son las autoridades correspondientes, la Secretaría de Salud, el DIF Estatal, el mismo Cinépolis”, asegura Fernando Avilés Tostado, presidente de la organización.

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