Saqueo de combustibles en México

Caldero Político

Hemos llegado al punto de que nadie  pone en  duda la diversificación y  la imaginación de la delincuencia en México la cual  que tiene una de sus expresiones más rentables e impunes en el robo de combustible. No se roba a PEMEX, se roba a todos los mexicanos dado que nos han dicho que ‘el petróleo y sus derivados, son propiedad de todos’.

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Desde luego que este delito no es nuevo. Recordamos que en  tiempos de la presidencia de Vicente Fox se creó un cuerpo especial en la entonces Policía Federal Preventiva, que luego desapareció en el silencio y la incapacidad sin dar resultado alguno, quizá manipulado  por esos grupos organizados.

Luego el  robo se disparó a raíz de que se obligó, vía IFAI, a entregar a gobernadores y alcaldes el plano de los ductos de Pemex con el pretexto de evitar accidentes. Dicen connotados periodistas, entre ellos uno que dirige un principal programa de TELEVISA, que esa documentación está desde hace tiempo en manos del crimen organizado, lo que ha disparado exponencialmente el delito. No nos consta pero sería bueno que se investigara.

Fíjense bien: las utilidades del robo de combustible sólo están después de las del narcotráfico, y muy por encima de los demás delitos: extorsión, secuestro, robo de autos, trata de personas. Sólo el año pasado, el robo sumó 10 millones de barriles, equivalentes a 17 mil millones de pesos. Y las cifras se han disparado en los últimos años.

En 2012 fueron mil 550 tomas clandestinas de las que obtuvieron 9 mil barriles diarios y una pérdida para Pemex de siete mil 300 millones de pesos.  En 2013 fueron dos mil 167 tomas clandestinas, 10 mil barriles al día y una afectación de 13 mil millones de pesos. Ya para 2014 vino el disparo: tres mil 674 tomas clandestinas detectadas, el triple de 2012, con un robo diario de 27 mil barriles, 10 millones en el año, con un valor de 17 mil millones de pesos.

Se observa incapacidad para resolver el problema, por lo que PEMEX  llegó a la decisión de  enviar por los ductos combustible sin terminar, lo que hacen en los centros de distribución.

Si no se hace nada,  el robo de combustible va a seguir, ya que la delincuencia lo va a dejar con esos márgenes de utilidad e impunidad, mientras no se legisle en ese sentido y el delito sea grave, que hoy no lo es. Se destaca que la Cámara de Diputados ya aprobó esa reforma y la envió al Senado, donde duerme en la congeladora, pero lo raro es que esa ley está más congelada que los pescados del mercado Abasolo.

Grave es el hecho que esos multimillonarios latrocinios se nos carguen a los mexicanos en el precio de la gasolina afectando más nuestros secos bolsillos.

VEREMOS Y DIREMOS.

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