Se mueve el tablero en medio oriente

Véritas Liberabit Vos

Un 4 de noviembre de 1979 la embajada estadounidense de Irán fue tomada a la fuerza por varios centenares de estudiantes iraníes que seguían las órdenes de su líder el clérigo islamista chiíta el ayatolá Ruholla Jomeini que  encabezaba una revolución contra el depuesto Sha Mohammad Reza Pahlevi que siempre gozó de las simpatías estadounidenses, esta toma de la embajada dio como resultado 52 norteamericanos como rehenes cuyo cautiverio duró 444 días generando uno de los conflictos diplomáticos más tensos y controversiales, que culminó con un histórico y quirúrgico rescate por parte de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos.

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Durante este proceso el Presidente Carter rompió relaciones diplomáticas con Irán, e impuso un embargo comercial, congelando los fondos iraníes y apoyando a Irak que en esos momentos estaba en conflicto con Irán el cual a su vez se refería a los norteamericanos como El Gran satán o el enemigo del Islam; todo esto dentro del marco de la llamada Guerra Fría donde los dos polos de poder intentaban la hegemonía del mundo.

Años después ya con la caída del bloque soviético y ostentando su liderazgo global, el Presidente George W. Bush acusó entre otros países a Irán de formar parte del llamado “eje del mal” y denunciarlo por seguir en su acción de proliferación de armas atómicas, imponiendo sanciones y promoviendo entre países de la Unión Europea a que actuaran en forma similar hacia ese país, lo cual se tradujo en un cerco financiero a  y embargos fuertes hacia su petróleo y fuentes económicas.

Por esta razón uno de los logros más importantes que pudo llevarse a cabo entre El Consejo de Seguridad de la ONU y este país, fue el que se vivió en Viena durante la administración de Barak Obama el 14 de julio de 2015 cuando se signó por parte de Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia y Alemania  el Plan de Acción Conjunto y Completo, o también conocido como Acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, donde se establecía que Irán dejaría de realizar cualquier actividad de desarrollo o investigación nuclear con fines no de paz, la aceptación para que rigurosamente fuera supervisado por los organismos especializados y certificados como es la OIEA Organismo Internacional de Energía Atómica; con ello se levantarían todas las sanciones impuestas a Irán por parte de los Estados Unidos, La Unión Europea y la ONU, esta firma fue un gran triunfo diplomático para la administración de Obama y un gran respiro para la convulsa situación del Medio Oriente a pesar de la no aceptación tácita de Israel que nunca ha conciliado con Irán.

Pero como ha sido la temática de la reciente presidencia de Estados Unidos, desde la campaña el candidato Trump manifestó que este Acuerdo era uno de los más inútiles y de los peores estructurados, así que era una situación que flotaba sobre este punto dentro de la política exterior que no hallaba una forma tácita para poder tener los argumentos para actuar contra este punto que le había valido reconocimiento a su antecesor. La situación se presentó cuando el pasado 30 de abril el Primer ministro israelí Benjamín Netanyahu provisto de toda una gama de tecnología presento en Jerusalén los resultados de una larga investigación de sus servicios de inteligencia el Mossad donde se daba a conocer que Irán no había cumplido con el acuerdo de armas nucleares y que seguía firme en su carrera bélica gozando de impunidad y ya sin todos los embargos económicos ocultamente continuaba con su programa nuclear.

Con este argumento Trump obtuvo el espacio que requería para mover sus fichas de ajedrez y a los pocos días el martes 8 de mayo en su despacho de la Casa Blanca ante la mirada atónita de los demás países que formaron parte de dicho documento, y demostrando la poca importancia a la formalidad de un acuerdo aprobado por unanimidad de un Organismo de la trascendencia de la ONU, a pesar de todo ello,  firmó el decreto donde su país abandona el pacto nuclear con Irán y determina que inmediatamente se restablecieran las sanciones en su mayor grado hacia este país, pero no solo eso, sino que pidió que estas también se apliquen a las empresas que tengan injerencia comercial o de negocio con Irán.

A partir de ese momento a la ya convulsionada región del Medio Oriente se le abrió un frente más donde el belicismo de Irán especialmente hacia Israel estaba atenuada por el riesgo que corría al poder perder los beneficios que tenía cumpliendo el Acuerdo, estos quedaron a flor de piel y a las pocas horas del anuncio dado por Trump si haber corroborado la autenticidad o falsedad de los argumentos se dio el ataque aéreo por parte de Israel hacia posiciones Iraníes en territorio sirio lo que generó que viniera la respuesta iraní hacia blancos judíos como no se había tenido desde ya hace más de 40 años.

Lógicamente hay preocupación por la exacerbación de estas posiciones, se ha trastocado la situación política de una región que se mueve desde tiempos ancestrales en una pugna racial, ideológica, de poder y dominio, la tierra que de acuerdo a la Biblia emanaba leche y miel los veneros del petróleo y el deseo de poder lo ha convertido en una tierra de conflicto, el Presidente Trump ha abierto la puerta a una situación que puede tomar escalas mayores si no priva la cordura o el diálogo de los demás países firmantes que pueden pugnar por un acuerdo sin los Estados Unidos, el tiempo nos dirá que prosigue en esta ya tan dolida región.

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