Se presenta la memoria fotográfica de Tepic antiguo en la televisión pública

*El programa “Café de las Siete”, sirvió para presentar el álbum de fotografía antigua coloreada por el ingeniero Gustavo Ruiz Chang

La televisión pública estatal, Telediez, ha estado realizando programas de opinión con diversos temas, y con personajes que en su gran mayoría, han debutado en el medio electrónico. El espacio se denomina “Café de las Siete”, y es una idea del jefe de prensa Rafael G. Vargas Pasaye, con la aprobación del titular del ejecutivo Roberto Sandoval Castañeda.

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Las fotos

Pues bien, se interesaron en una labor conjunta que ha cobrado auge en internet, a través de la red social del Facebook, respecto a la colección de fotografías antiguas de Tepic, San Blas y otros importantes centros regionales como Ixtlán, Tuxpan, Compostela, Santiago Ixcuintla y San Blas.

Vargas Pasaye se comunicó conmigo para conformar el panel de invitados. Él ya tenía elegido al moderador en la persona del museógrafo Víctor de Aguinaga. En lo que estaba pensando de invitados al programa me contacta el ingeniero Gustavo Ruiz Chang, para entregarme un álbum ya compaginado y engargolado como libro, conteniendo 135 fotos antiguas revivificadas a color, como si fueran la pura realidad de la época de la estampa. Una maravilla de regalo, que conservo.

Los invitados

Nos vimos en un conocido Café de la avenida México, y ahí mismo le solté: -Maestro, por qué no presentaríamos tu obra en un programa de televisión al que se nos ha invitado-. Y El profesional, muy calladamente, acompañado de sus pequeñas hijas, que iba de prisa, y que refleja cierta sencillez que parece timidez, me contestó que a esa hora del viernes daba clases, pero que lo consultaría con su jefe y que me daría la respuesta pronto. Y sí, muy pronto me confirmó que iría. Sentí que el programa iba a tener  un alto grado de trascendencia, pues no cualquier día se estrena un libro de fotos antiguas iluminadas con los colores casi reales.

Ya en la calle, como suelo recorrer el centro histórico de mi adorado Tepic, seguía pensando en otros invitados. Tan luego, me llama un tipazo, don Héctor Valleján, al que le he dado en llamar “el tepicense más tepiqueño”. Don Héctor es un joven de 77 años de edad a lo sumo. No los aparenta. Vive en Los Ángeles y es presidente fundador de la Asociación de Nayaritas Radicados en California, desde 1992. Él inició la Feria de Nayarit en California también. Valleján es una charla interminable, calle por calle, vecino por vecino, lugar por lugar y suceso por suceso, casi fotográfico, del Tepic de su infancia y juventud, digamos para un periodo de 1944 a 1960.

Valleján usa el Facebook y no hay foto antigua que no comente y aporte datos. Es una crónica aparte. Este señor tendrá su lugar en la historia contemporánea. Pues bien, quedamos en encontrarnos en la plaza principal y no dudó un instante en aceptar ir al programa. Le dije dónde y a qué hora y jamás dudé de su asistencia. Ahí estuvo, puntual, y llevó una revista de su asociación de 1993.

Estaba con Valleján en la plaza principal, cuando se acerca a saludarme el amigo Fernando Murillo López, un profundo conocedor de la historia de Tepic, pero, siendo oriundo de Francisco I. Madero (Puga), se especializa en la crónica de las haciendas del norte del actual Tepic, de los molinos de Puga y La Escondida, y de las fábricas textiles de Jauja y Bellavista. Murillo posee fotografías de esos lugares y Chang las ha coloreado a satisfacción. Igual, le solté la invitación y la única condición que me puso fue que le dijera el día, la hora y el lugar. También aceptaría de inmediato. Ya tenía por suerte al panel de comentaristas.

Con cualquiera de los personajes del programa, en lo individual, Aguinaga, o Murillo, o Chang, o Valleján, o yo mismo, con cualquiera, repito, llenaríamos una hora de charla. Ahora el dilema era repartirnos 10 minutos cada quien. Pero eso era cuestión del moderador, me dije, y esperé que todo saliera proporcionalmente perfecto.

Ya en vivo

Los invitados estuvimos atentos a las instrucciones del staff. E iniciamos. De hecho, el moderador Aguinaga nos presentó con una mini semblanza. A mí me pidió primero explicar cómo se ha ido enriqueciendo el archivo fotográfico de Tepic antiguo en Facebook. Fuí sincero en ello, y confesé no ser propietario de ningún archivo. Todo lo que he reunido es público. Les dije que empecé con 380 fotos que un día me regalara Juanito Olvera, quien poco después moriría. En 2009 inicié a compartir fotos. Sentí amigable el trato de la gente. He estado muy satisfecho de saber que muchos tepicenses han creado su cuenta de Facebook a sabiendas que además de las fotos, se derivan comentarios muy interesantes y amenos.

Enseguida se presenta a Gustavo Ruiz Chang como experto en el arte de colorear las fotos antiguas, que también ha llamado mucho la atención de los que usamos el internet. Nos habla de un software que él maneja exclusivamente para el diseño de colores antiguos. Indica que le llamó la atención una foto del archivo de Rulo Pantoja, referente a la calle Puebla sur, equina probablemente con la calle Miñón, vista al cerro de la Cruz de 1908. Esa estampa fue su primer ejercicio a color. Logró bastante impacto, que en Facebook medimos como “Likes” o “Me Gusta”. Quizá eso impulsó a Chang a seguir dándole vida a las ahora 138 imágenes postales  que lleva coloreadas y que están disponibles al público en su muro personal. La magia del color hace resaltar escenas no vistas en blanco y negro, nos dice sorprendido. Sabe que a mucha gente no le gusta el color en foto antigua y acepta tal opinión, la respeta, pero él continúa porque es su afición.

El maestro Fernando Murillo reforzó la coloración de las fotos, porque además, dijo, se restaura el archivo y se conserva, “sirve de guía para un estudio posterior”. Murillo López ha publicado fotos del ingenio de Puga que quizá sean de las más antiguas de la región. Algunas de 1880, donde se muestran los patios de maniobras y hombres trabajando en la zafra cañera. Nos va explicando las imágenes que se proyectan en la pantalla para el televidente, y que nosotros apreciamos en los monitores del estudio.  Murillo es partidario de acompañar una reseña histórica para cada foto, pues como la mayor parte de nuestros especialistas, son metódicos y exigentes para informar los datos correspondientes a cada momento de nuestra memoria en la crónica del Tepic antiguo y el actual Nayarit.

Valleján, en este programa, sólo nos habló de su experiencia como nayarita radicado en California desde hace 40 años. Nos mostró una revista que relata sucesos de 1993 allá en Los Ángeles, cuando iniciaba también La Feria de Nayarit en California, qué él impulsó como el presidente fundador de la Asociación de Nayaritas Residentes. Uno quisiera que don Héctor, (algún día lo escucharemos y veremos), nos fuera explicando detalles de las fotos de la década del cuarenta y cincuenta. Sus ojillos y sus manos, en un lenguaje corporal evidente, muestran coraje e impotencia, cuando recuerda aquel Tepic al que todavía no se le mutilaba la fachada neoclásica de antes de 1949. Suelta hasta un “le pegaron en la m.. a Tepic”. Nos reímos porque aunque no lo dijo completo, lo entendimos todo. Valleján es maltratador en su plática, pero se dio cuenta a tiempo que estaba en la tele, y se contuvo de echar madres, como comúnmente lo hace en sus charlas de café.

Nos gustó mucho

Nos gustó mucho estar en el programa del “Café de las Siete”. Creo que van a seguir impulsando los temas relacionados a la cultura, a voz y participación abierta, y se nos hace bueno aún a sabiendas que son espacios públicos y que para eso están, para el enriquecimiento de la inteligencia colectiva.

Nos convencimos de la generosidad. Ninguno de estos invitados proviene de instituciones oficiales, sin que ello sea tampoco negativo. En palabras llanas, nadie de los cinco invitados, incluido el moderador, cobramos por la afición a las fotos y a las crónicas. Además, ofrecemos los archivos y álbumes gratuitamente al público que así nos lo pide, pues no nos consideramos dueños de nada físico. Lo que digitalizamos y compartimos en las computadoras es un regalo para nosotros mismos. Y sabemos que alguien en su casa, en su trabajo, en una institución pública o privada o incluso en alguna tarea para la escuela,  nos sigue y le sirve lo que hacemos por simple afición. Ese es el pago. Y todavía les podríamos dar las gracias.

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