Se registró Manuel Cota

La verdad… sea dicha

Qué tal, amigo lector; hoy es martes 7 de febrero, día de San Ricardo. Entrando de lleno a las cuestiones político-electorales de la entidad, le cuento que el día de ayer Manuel Humberto Cota Jiménez se registró como pre-candidato del PRI a la gubernatura de Nayarit; el Senador y ex líder nacional de la CNC, tras una marcha multitudinaria en la que estuvo acompañado por la militancia y los simpatizantes priistas, luego de un amplio recorrido por la Avenida México  y Avenida Juárez finalmente llegó hasta la sede Estatal de PRI, para cumplir con los requisitos que estipula su organismo político, un evento que se dio en medio de una gran ovación de la ciudadanía que le acompañó. Cabe recordar que el Senador Manuel Cota es un hombre con una vasta experiencia, pues a lo largo de su carrera política ha ocupado puestos importantes como Alcalde de Tepic, Diputado local, Diputado Federal, líder nacional de la CNC, y desde luego como Senador de la República en la LXII Legislatura del Congreso de la Unión que dejó para buscar la candidatura a la gubernatura de la tierra Cora. Se dice que en la cúpula priista todo está dispuesto para que Manuel Cota sea el candidato de unidad por ser el hombre que garantiza un triunfo contundente, por su manera de sumar y unificar a la familia nayarita. Mire usted, amable lector; un hecho sobresaliente fue cuando el ya precandidato pidió que en el evento quitaran las barreras que dividían a la militancia con el presídium  para que la gente estuviera más cerca; las palabras del senador sonaron como a un buen presagio de lo que pudiera ser una nueva manera de gobernar con la inclusión de todos los nayaritas. De don Manuel se ha dicho que desde hace mucho debió ocupar el importante puesto que hoy tiene la gran posibilidad de obtener, de lograrlo,  que sea para bien de Nayarit.

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Visión constitucional

Esta semana a propósito de los 100 años de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en entrevista a un importante medio de comunicación el Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, José Ramón Cossío, no se anduvo por las ramas al señalar que no obstante que en este país se tiene  una Carta Magna desde hace muchos años , y que se mantiene aún con sus deficiencias técnicas, pero que además es un catálogo de derechos muy precioso; el principal pendiente es la parte de la eficiencia, pues la gente sigue muy lastimada con un sistema federal que es un desastre y un sistema de responsabilidad de los servidores públicos muy deficiente y pobre. Aun sin embargo, el Ministro también considera que pensar en una nueva Constitución en este momento no sería lo más adecuado para México por las condiciones exteriores, nacionales, por la frivolidad de muchas personas que deberían participar positivamente en estas acciones, por los protagonismos que se han visto. La verdad es que el también coordinador para de la SCJN para los festejos de la Constitución de 1917 tiene toda la razón en su palabra, y es acertado cuando explica que 120 millones de mexicanos con situación de desigualdad deberían tener cosas con diseños muchísimo más ordenados, pues enfático señala que las constituciones no pueden ser solamente objetos simbólicos, objetos de culto, tienen que funcionar para que la ciudadanía tenga una vida eficaz, una vida menos dura, porque de lo contrario la vida se vuelve más triste, más pobre y más miserable. Sin duda el comentario del Ministro José Ramón es importantísimo porque en pocas palabras revela la cruda realidad de un país enredado en sus en sus costumbres, en sus vicios, en sus malas interpretaciones constitucionales, en sus corruptelas y en sus intentos por encontrar la salida a la exigencia de paz, legalidad y democracia. Son cien años de la creación de la Constitución Política que rige a los mexicanos, y ciertamente más que pensar en crear una nueva el reto está en hacer valer a cabalidad lo que ordena esta que hoy tenemos.

Aquellas épocas telenoveleras en Tepic

Hace treinta y tantos años, la mayoría de la gente en nuestro creciente Tepic, aparte de realizar sus cotidianas tareas, tenía una especial costumbre, llegar a casa por las noches para encender el televisor y requemarse, por decirlo de algún modo, la telenovela que estaba de moda; el melodrama televisivo que luego al día siguiente era el obligado comentario en las oficinas, en los negocios, y hasta en las escuelas, pues los inquietos muchachos de aquel entonces también estaban muy acostumbrados a ver las telenovelas que sus padres disfrutaban como una forma de distracción nocturna en una pequeña ciudad provinciana que no ofrecía muchos espacios de distracción, como no fueran el cine o las visitas a los parque públicos. En aquellos tiempos las figuras más conocidas del espectáculo eran la señora Verónica Castro, con su telenovela “Los ricos también lloran” y Lucia Méndez con su “Colorina” una telenovela que alcanzó un enorme éxito. Definitivamente los ejecutivos y los realizadores de la televisión de los 80s supieron captar la idiosincrasia del pueblo mexicano para plasmarla en sus historias, de tal modo que cada televidente se sintiera identificado con los personajes que parecían arrancados de la colonia o el poblado donde uno vivía.

Dicen que el fenómeno de éxito telenovelero entre otras muchas cosas, sirvió para mantener a la ciudadanía nacional ocupada, mientras la economía se esfumaba durante la gestión del gobierno del entonces presidente José López Portillo; nadie imaginamos que los villanos políticos de ese corrupto sexenio escribían su propia historia de telenovela feliz, saqueando a manos llenas una indefensa nación mexicana que tenía muchos problemas con los índices de marginación y pobreza. En ese entonces, Nayarit vivía su propia historia de crecimiento, con la etapa final del gobernador Rogelio Flores Curiel, y la llegada de don Emilio M. González al Palacio de Gobierno, un sexenio en el que no hubo grandes obras para el estado, pero si una afable cercanía con toda la gente a quien se le ayudó mucho desde el Palacio. Desde entonces don Emilio es recordado con respeto y cariño, algo muy distinto a lo que ocurrió con su hijo Ney González Sánchez, quien tras dejar el poder como gobernador de Nayarit se vio envuelto en una serie de acusaciones por malos manejos y abuso de poder. Muchas cosas han pasado en este país; con la llegada del internet, las redes sociales y las plataformas digitales de comunicación, la televisión abierta dejó de ser importante para la audiencia pública, y con ello perdió su poder que servía para que el gobierno y los políticos mantuvieran a una ciudadanía cautiva a través de la “caja mágica”. Ahora la fortaleza para llamar la atención está en las redes sociales, en las nuevas tecnología; pero indudablemente más allá de lo que significó el modo la televisión como el medio más importante de comunicación, diversión y manipulación ciudadana en este país, fue bonito que en Tepic como en todo el territorio nacional, en los 80s se diera un fenómeno de coincidencia familiar por medio de las telenovelas que tanto gustaron por aquellos tiempos.  Hasta pronto. Para comentarios robleslaopinion@hotmail.com

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