Soy José y soy adicto a la pornografía

Simples Deducciones

José no es un asesino, ni un delincuente pero para acceder a un lugar donde pasa un par de horas actúa como tal, usa cachucha, lentes oscuros y guarda sus manos en los bolsillos de un chaleco tres tallas más grande de la que usa, también quita su anillo de matrimonio, siente remordimientos profundos si lo mira cuando se encierra en una pequeña cabina a ver pornografía, es como sí la argolla le reprochara su secreta actividad que él quisiera hacer diario, pero sólo puede acudir a ese lugar 2 veces a la semana y luego regresar a su casa con sus dos encantadores hijos y esposa, y ser el hombre ideal.

Publicidad

No es fácil para él hablar del tema, el contacto lo hice a través de un amigo en común, José ocupa sacar de su pecho, “mis vicios ocultos, que me avergüenzan”, dice que mejor con un desconocido y que pueda dar a conocer el secreto que lo ahoga. José no desconoce que voy a publicar su historia y menciona sentir un alivio, es más señala que leerá los comentarios porque quiere ver, sí alguien de quienes comenten su caso le puede dar un consejo que le ayude.

Recuerda que una vez cuando adolescente descubrió unas revistas de mujeres desnudas en casa de sus primos y desde ahí empezó a buscar todo tipo de material que tuviera esa clase de publicaciones, después fue por los vídeos y cuando comenzó a ganar dinero fue con una psicóloga, ya había conocido a Tere, una chica tranquila, hacendosa y trabajadora que le movía el corazón.

Creí “que me curaría platicando con la psicóloga pero esto es más fuerte que yo, pensé también que casándome y teniendo relaciones con mi esposa cambiaría mi forma de pensar pero no, no me puedo engañar a mí mismo, disfruto más yo solo que con ella, muchas veces, en esos momentos íntimos mi mente no está ahí, con ella, sino en los vídeos o las revistas”.

Y prosigue, “¿crees que al hacer esto, es como ponerle los cuernos a Tere?, ella es el amor de mi vida, nunca podría estar con otra pero ¿sí cuando estoy con ella veo los rostros de las que aparecen en las películas que veo, es engaño?. Cada quincena destina algo de dinero para ir a unas cabinas donde hay material pornográfico, José toma su vaso de refresco y me aclara que vicios de beber o fumar no tiene, “aunque creo que lo preferiría, al menos con esos no tendría que andar escondiéndome”.

Tiene 42 años y 10 de casado, cuando ve casos de redes de pornografía de inmediato apaga el radio o cambia de canal, no quiere saber sí las imágenes que él ve son de mujeres forzadas a hacer esas grabaciones, “yo no veo niños, no soy pederasta, sólo sexo entre adultos, lo de los niños me da coraje, del abuso que hacen hacia ellos”.

Su angustia se agudiza los martes y viernes que es cuando acude a disfrutar de “su secreto”, “temo que alguien me reconozca mientras camino para ir a ese lugar, uso todo esto que ves, creo he tenido suerte, todos estos años nadie me ha visto, me molesta el horario cuando oscurece tarde porque aunque me salga a las 7 de la tarde para ir a cenar a casa, aún hay sol y pues alguien me puede mirar”.

En casa no guarda nada de esas revistas o vídeos, todo, dice, lo guarda en su mente, no quiere que sus hijos vayan a descubrir algo de ello, “son lo más hermoso que tengo en mi vida”.

Ansioso busca mi mirada, no quiere irse sin que yo le diga, qué pienso y le comento que no sé que decirle, José me dice que de antemano él sabe que nunca le podrá decir a Tere esta situación, “me moriré con el secreto, no voy a lastimarla nunca”.

Es hora de que regrese José a casa, dice que me leerá y espera que no haya nadie más que pase por esta situación, que ojalá tenga comentarios que le puedan ayudar a resolver este conflicto y que le permitan quitar de su corazón lo que él siente como un engaño a la mujer que ama. Mándame tus comentarios, dudas y sugerencias a mi Facebook Juan Félix Chávez Flores o a mi correo juanfechavez@gmail.com

Publicidad