El general John Campbell, máximo comandante estadunidense en Afganistán, reconoce ante el Senado de su país que la operación fue una equivocación
El máximo comandante de Estados Unidos en Afganistán, el general John Campbell, dijo que el reciente ataque aéreo contra un hospital en la ciudad afgana de Kunduz fue una equivocación.
Al comparecer ante la Comisión de Servicios Armados del Senado en Washington, Campbell precisó que fue decisión de Estados Unidos realizar el bombardeo y que el hospital fue alcanzado “por error”.
El testimonio de Campbell transcurría tres días después del ataque aéreo contra la clínica, que matado al menos a 22 personas e hirió a decenas más.
El hospital era operado por la organización de caridad Médicos sin Fronteras.
Campbell dijo el lunes que el ataque aéreo fue solicitado por las fuerzas afganas que reportaron estar bajo fuego del Talibán.
Más 300 mil personas desamparadas
Tras el bombardeo del hospital de Médicos Sin Fronteras por parte del Ejército estadunidense no hay ningún centro sanitario en la región, por lo que más de 300 mil personas no cuentan con atención médica especializada, denunció la ONU.
“El hospital de MSF era el único hospital para tratamiento de trauma funcionando en la región. Con su desaparición, más de 300 mil personas se han quedado sin ningún hospital de referencia, sin asistencia sanitaria”, indicó en una rueda de prensa Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación Humanitaria de la ONU.
Laerke explicó que tampoco hay personal humanitario presente en la ciudad o alrededores, por lo que la ONU desconoce el alcance de las necesidades de la población que ha sufrido los intensos combates entre los milicianos talibanes que ocuparon la ciudad y las fuerzas regulares afganas que querían reconquistarla.
Oficialmente, el Gobierno afgano retomó el control de Kunduz el lunes, pero Laerke señaló que hace 24 horas todavía había combates en la urbe.
“No sabemos el alcance de la asistencia que se precisa, estimamos que habrá que asistir con comida, albergue, atención sanitaria de emergencia, apoyo psicosocial, como en cualquier situación posconflicto”, indicó.
El portavoz recordó que el aeropuerto sigue cerrado y que el acceso por carretera a la ciudad es casi impracticable.
Asimismo, dijo que los servicios de agua corriente y electricidad siguen sin funcionar, pero advirtió de que el impacto de los combates en la vida diaria de los habitantes se desconoce.
Laerke subrayó que al menos 8 mil 500 personas que huyeron de los enfrentamientos se han convertido en desplazados internos a los que habrá que asistir mientras no regresen a sus hogares.