Cuando el entomólogo Piotr Naskrecki regresó de Brasil, el año pasado, descubrió que pequeños parásitos llamados reznos (Dermatobia hominis), habían anidado bajo su piel. Su curiosidad científica y fascinación por los insectos lo llevaron a permitir que dos de ellos continuaran su ciclo de vida.
La hembra de esta especie deposita sus minúsculos huevos sobre moscas, mosquitos u otra clase de dípteros. Cuando estos insectos se posan sobre un animal, el calor eclosiona los huevos, los cuales caen sobre la piel. Las larvas posteriormente penetran la piel, donde se desarrollan y alimentan de su huésped durante 8 semanas hasta salir al exterior. Caen al suelo como crisálidas y, al cabo de unas semanas, llegan a la adultez.
Naskrecki tomó la oportunidad de estudiar el desarrollo de los reznos de primera mano, elaborando un pequeño documental. Recuenta que las larvas bajo su piel tardaron dos meses en emerger. El proceso duró cerca de 40 minutos y fue relativamente indoloro, gracias a que las larvas producen analgésicos que hacen que su presencia casi imperceptible. “Probablemente no me habría dado cuenta si no lo hubiera estado esperando”, dijo Naskrecki.