Alianzas político electorales

Caldero Político

Las alianzas electorales en México surgen ante la necesidad de acceder al poder de quienes de otra forma lo ven difícil,  reuniéndose algunos partidos políticos -pese a su diferente ideología-, para postular candidatos y alcanzar puestos políticos ya sea de Presidente de la República como de Gobernador, Senador, Diputado o Alcalde. No son una novedad aunque su presencia llama la atención del electorado.

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En el caso de México, su aplicación durante el periodo 2006-2010 ha permitido victorias a la oposición que han ayudado a cambiar el equilibrio del poder en la política local en ciertos estados. Los cambios en la competencia política ocurridos a partir de la alternancia en la Presidencia de la República han influido en el sistema de partidos nacionales, como lo evidencian una mayor autonomía de los sistemas locales de representación y la redistribución del poder, ya que las alianzas actuales expresan un entorno altamente competitivo que obliga a los partidos políticos a buscar acuerdos que garanticen resultados y posiciones en las áreas de representación local.

En pocas  palabras, estos acuerdos entre fuerzas políticas opuestas incrementan las expectativas de éxito en los sistemas políticos locales ahí donde la población electoral está fragmentada en tres partes bien definidas.

Análisis profesional

De acuerdo a la opinión del académico Salvador Mora Velázquez, quien elaboró un ensayo sobre elecciones sub nacionales, democracia, partidos políticos, sistema político y alternancia política, México ha vivido actos de normalidad democrática en la última década.

Dichos cambios han significado el establecimiento de prácticas políticas que lejos de ser únicas o particulares, forman parte de un proceso que desde mediados de la década de los noventa ha reportado triunfos electorales tanto a la oposición como al partido gobernante. Empero, las alianzas o coaliciones electorales han posibilitado alternancias electorales en estados de la república, explica el experto.

“Entendemos la alternancia electoral como aquella que sólo ocurre en un sistema democrático representativo con un sistema de partidos bipartidista o multipartidista en el que las organizaciones políticas en competencia tienen la misma posibilidad”, asevera.

La ratificación en el cargo del partido gobernante también es motivo suficiente para referir al valor político que han cobrado las alianzas.

“Desde esta lógica que beneficia tanto a la oposición como al partido gobernante, podemos entender a las alianzas como incentivos suficientes del sistema electoral mexicano que buscan profundizar cambios o alientan transformaciones del sistema político sub nacional en el que predominan prácticas hegemónicas de poder en manos de un partido”.

Metodología de estudio

A partir de la alternancia en la Presidencia de la República, México ha vivido un fortalecimiento de las estructuras institucionales de los gobiernos estatales y municipales, lo que ha provocado una revisión del sistema de partidos federales e incluso del sistema político para dar cabida a una subcategoría de análisis que explique las diferencias o particularidades que han adoptado en los estados estos dos subsistemas.

Luego del año 2000, México ha emprendido un proceso de diferenciación que convirtió a las regiones en espacios a veces ajenos a la dinámica política del centro del país, fenómeno político reciente que ofrece una nueva dinámica a actores locales como senadores, diputados, presidentes municipales y, desde luego, gobernadores.

Es así como la política sub nacional es un ambiente institucional que se caracteriza por considerar los espacios no nacionales como lugares que mantienen condiciones políticas heterogéneas distintas a la dinámica nacional, y que por tanto deben revisarse en las dimensiones institucionales básicas como variables independientes del sistema federal: el sistema sub nacional de partidos, la legislación electoral sub nacional, los actores políticos locales o regionales, etcétera.

La alternancia  en México

Definitivamente la alternancia requiere de un régimen electoral que haga efectivamente posible la rotación de los partidos políticos en el poder y en el que las elecciones sean realmente periódicas, libres, sin fraude y sin coacción.

En el caso mexicano, el periodo que va de 2006 a 2010 se resolvió bajo esquemas electorales aliancistas que respondían a una intensa vida política y a elecciones competitivas en las que el punto clave era la alternancia política para el cargo de gobernador más que para otro cargo.

Dichas prácticas no se limitan a partidos que conforman fórmulas aliancistas ganadoras, sino que cubren otras fuerzas que en un mismo proceso electoral construyen acuerdos electorales para mantener su capacidad de triunfo. En términos políticos, las alianzas en México responden a que las leyes electorales han permitido el establecimiento de este tipo de acuerdos que rebasan identidades ideológicas izquierda-derecha.

En  la estrategia para concretar acuerdos inter partidarios ha predominado un esquema pragmático-electoral que vertebra el tema de las alianzas, las cuales se han venido construyendo a partir del binomio continuismo-alternancia, autoritarismo-democracia.

VEREMOS Y DIREMOS

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