Breve historia de la ganadería en nuestra región Parte I

En Los Tiempos De…

En 1533 Sebastián Ramírez de Fuenleal, presidente de la Segunda Audiencia, dispuso se trajeran vacas, caballos, burros, cerdos y otros animales para cría a la Nueva Galicia. A nuestra región las reses llegaron hacia 1539, cuando se repartieron las primeras “mercedes reales” propias para la cría de ganado. La capacidad de soportar el sol tropical y convertir la hierba y hojas de árboles en leche, carne, cuero y cebo, fueron las principales virtudes de estos animales.

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La carne era salada y puesta al sol para llevarse como cecina a los minerales cercanos, o venderse a las embarcaciones que llegaban a las costas del Valle de Banderas. Los cueros se curtían en las tenerías de San Sebastián, Compostela y Mascota. Con ellos se elaboraban botines, huaraches, vestiduras de sillas de montar, asientos de sillas y sillones de salas, cintos, bolsos, carteras, cananas, fundas de pistolas y machetes. Con el cuero “crudío” se tejían soguillas, cuartas y fuetes. El cebo se ocupó para elaborar velas, lubricar ejes de carretas y malacates en las minas, curtir sogas y fabricar jabón de legía.

Desde 1535, Carlos V emitió leyes que permitían a los ganaderos aprovechar en forma gratuita pasturas y rastrojos una vez levantada la cosecha. Estas disposiciones en una costa como la nuestra, rica en pastos de llano, habillos, guásimas, palma de coyul, ramoncillo, mezquites, palapares de coco de aceite, capomales y abundante en manantiales, ríos, charcos y marismas de sal, hicieron que el ganado se reprodujera rápida y abundantemente desde el inicio de la Colonia.

Durante tres siglos y medio, en los meses de septiembre a mayo, el ganado era “subido” al cerro para que se mantuviera del ramoneo. Allá se criaba atendido por vaqueros que checaban gusaneras, partos y daños del tigre. Mientras las reses permanecía en el cerro, en las tierras del “el plan” se sembraba frijol, maíz y tabaco. En mayo, cuando se había levantado la cosecha, eran bajadas del cerro al valle para que aprovecharan los pastos y rastrojos. Las puertas de los potreros se abrían para dejar paso libre al ganado que pastaba gratuitamente. Pudiera calcularse que los hatos ganaderos aumentaban en un tercio de su total al año.

Es probable que los ganaderos del siglo XVII, hubieran introducido al Valle de Banderas el zacate “parán”, originario de África, para aprovechar los humedales de la región. Tuvo gran importancia en los ahijaderos, donde se resguardaban los becerros para su manutención y crianza. Otro pasto africano de importancia fue la guinea. Algunos estudiosos de la flora antillana sitúan su introducción en 1770. Aunque quizá la guinea se haya difundido en pequeñas áreas muchos años antes, ya que este pasto fue utilizado como colchón en las embarcaciones que transportaban esclavos negros.

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