Hablando claro

La verdad… sea dicha

Oiga; a mí no me hace ninguna gracia las imágenes y los textos chuscos que se presentan en redes sociales para tratar el tema de la corrupción en México; el asusto es más serio que las acostumbradas maneras que tenemos los mexicanos de abordar los problemas. Siempre lanzamos el chascarrillo por delante como para dejar de lado la realidad de nuestras penas. La verdad es que no se debe comentar de forma simplona algo que desde hace muchos años está lacerando a la sociedad. La corrupción en todos los niveles gubernamentales, en la iniciativa privada, en la Iglesia, y hasta en los espacios tan cotidianos de la gente común, ha corroído y pulverizado todo lo que se entiende por respeto, valores, y honestidad; al grado de llegar a suponer que este cáncer es algo imposible de eliminar. En el terreno gubernamental, este mal, dicen, empezó a ser más visible en la administración del ex Presidente José López Portillo y su pandilla de rateros, un tiempo donde la corrupción hizo posible que un jefe policiaco atracara a toda una sociedad con la complacencia de Los Pinos; una época donde la primera dama del país, doña Carmen Romano, se paseaba por el mundo en el Avión Presidencial para llevar regalitos a las mujeres de los presidentes, mientras que los mexicanos no tenían ni para tortillas con sal.

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Pero eso era lo menos criticable, comparado con las barbaridades, los abusos de poder y las sinvergüenzadas que cometieron quienes gozaron del poder al lado del hombre que alguna vez dijo defendería el peso como un perro, ante la inminente devaluación de nuestra moneda allá por 1982. Luego vendrían más presidentes y funcionarios públicos que aprendieron como saquear las arcas de la nación sin que fueran molestados. El abuso fue creciendo de forma agigantada hasta convertirse en un gran problema que nadie ha podido parar; lo mismo han robado los presidentes, que gobernadores, alcaldes municipales, legisladores, funcionarios públicos y líderes sindicales; tanto ha permeado en la clase política este mal del diablo, que el mismísimo Presidente don Enrique Peña Nieto, ha externado públicamente su gran preocupación en el tema; y no sólo eso, muy consciente de los errores de su familia presidencial ha pedido disculpas a los mexicanos en más de una ocasión. Así de grave está nuestra situación nacional con la corrupción, que también ha abarcado a los negocios llamados partidos políticos, estos que tienen líderes tramposos y convenencieros, los que sin empacho han abandonado el idealismo partidista para abanderar causas distintas, en el afán de mantenerse en el poder y el presupuesto. Hablar de la corrupción en México es un asunto de nunca acabar, pero como le dije al principio de la columna, el problema es muy serio para tratarlo con imágenes y textos chistosos en las redes sociales. Como mexicanos estamos en la obligación de tratar de enderezar el barco con exigencias serias y con propuestas firmes. ¿No cree usted, amigo lector?

El irremediable camino que seguiremos

Cada vez que abordo el tema de la muerte, me entra una curiosidad enorme por saber de qué manera será el final de mis aventurados días; admito que este momento de la partida al más allá es irremediable, todos nos vamos a morir; pero a las personas cercanas a mí les he dicho infinidad de veces que me encantaría fenecer en mi casa, en una tranquila madrugada, cuando esté profundamente dormido para no sentir nada, aunque lógicamente no sé si la gente que muere así, en el último suspiro de su vida siente algo brusco. De cualquier modo, también creo que Dios no cumple antojos ni endereza jorobados.  Ciertamente, sobre el tema de la muerte que llega cuando se está dormido existe un mundo de información, y la encontramos en libros sobre la mitología griega, en los temas de metafísica, en las religiones, y en las novedosas investigaciones médicas. Oiga; pero  la muerte cuando hace su presencia también es caprichosa y sorpresiva. Ya alguna vez le conté a usted como se apoderó de una tía mía cuando feliz bailaba en un festejo del club de la tercera edad aquí en Tepic; apenas tuvo tiempo la bella mujer de sentarse para no levantarse jamás. O de aquella ocasión en que mi maestra de primaria terminó sus días en el baño de su casa cuando tropezó y cayó golpeándose la cabeza mientras se bañaba; una muerte irónica, pues la maestra jamás iba al mar o a las albercas por miedo a morir ahogada. Hace un año en mi colonia tuvimos la pena de despedir a una vecina apreciada que lamentablemente perdió la vida justo cuando iniciaba un viaje a la Peñita de Jaltemba; iba en el autobús, se sintió mal, y cuando el conductor detuvo la unidad para que ella tomara algo de aire, tristemente falleció. Qué le vamos hacer, como le digo, nunca sabe uno en donde terminarán sus días.

Dinero tu no eres traicionero

Qué bonito es el dinero, y si es bien habido pues mucho mejor. Dice mi vecino Prudencio que el dinero calma los dolores de cabeza, alivia las tristezas y atrae a muchos amigos. Luego, leí por ahí en un viejo libro, que el dinero no es traicionero, que es la llave al mundo de la buena vida y las fantasías, yo agregaría que también es el pase a la soberbia y las barbaridades cuando cae en manos de personas insensatas y vanidosas. Claro está que tener dinero no es nada malo, ni un pecado, hay mucha gente adinerada que es honorable y digna de apreciar; como la gente noble que se ha vuelto millonaria con el sudor de su frente, o los que pertenecen a familias adineradas de abolengo que han tenido la fortuna de recibir una herencia. La suerte de cada quien. Donde sí que están curiosos es en el Vaticano, tienen tanto billete que ya no saben ni donde lo guardan. Recuerda aquella noticia que dio el cardenal George Pell que es Ministro de Economía en la Santa Sede, cuando reveló que se encontraron cientos de millones de euros “guardados” en cuentas de varios departamentos, un dinero que no aparecía en las hojas de balance de la ciudad del Estado, que chulada para los clérigos católicos. Me acordé de nuestro México, ¿No habrá por ahí unos cientos de millones de pesos que por error hayan sido bien “guardados” en alguna cuenta del gobierno, y que por descuido no hayan sido anexados en los balances federales? Digo, es un sueño guajiro, aquí no pasan esas cosas.

Cafeteando la noticia

Hace unos días se rumoró que el líder de los taxis amarillos, el ex diputado y ex candidato a la alcaldía capitalina, Carlos Saldate Castillón muy probablemente sería el nuevo Presidente de TRANSPORNAY, la Alianza de Camioneros del Municipio de Tepic; pues nada, los camioneros finalmente se decidieron por ratificar una vez más en el cargo de Presidente de esa organización transportista a Ezequiel Llamas Alvarado. Se dice que el Consejo en reunión extraordinaria decidió la reelección de Llamas Alvarado para evitar malos entendidos sobre lo que la mayoría del gremio ya tenía establecido. robleslaopinion@hotmail.com

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