Véritas Liberabit Vos
La lucha fratricida de Siria ha ocasionado a la fecha una cifra de más de 250 mil víctimas y junto al avance del Estado Islámico que lleva ya tomada las dos terceras partes de Siria y una buena porción del norte de Irak, la consecuencia son los 4 millones de refugiados sirios apostados en los campamentos de países limítrofes y por otro lado los casi ocho millones de desplazados que en forma angustiosa evitan caer en las manos de los yihadistas especialmente el pueblo yazidí uno de los más asediados por los rebeldes islámicos, donde se han vivido experiencias por demás desgarradoras del sufrimiento humano, y que buscan afanosamente un lugar de asilo en algún país de la Unión Europea.
Estas son las escenas de un conflicto de este Siglo, plagadas de imágenes o videos que a diario nos llegan por las redes sociales de personas que luchan por su vida ante las condiciones más infrahumanas de seguridad donde la angustia por saber dónde y cómo está cada uno de los integrantes de su familia es más importante que saber si hoy podrán llevarse algún alimento a la boca.
Es ahí donde se pudiera pensar que la ONU en su calidad de organismo gestor del gobierno global, fundada precisamente para facilitar la cooperación en asuntos como el Derecho Internacional, La Paz, La Seguridad, El Desarrollo Económico, y Social, los asuntos Humanitarios y los Derechos Humanos así todo aquello que conlleve a la justicia social, debería intervenir en este conflicto sobre todo a través de su Consejo de Seguridad que es precisamente el órgano facultado para tomar decisiones en asuntos de paz y de seguridad en el orbe.
Sin embargo estas esperanzas quedaron varadas en un hilo al conocer los resultados de la reciente Asamblea General Ordinaria de las Naciones Unidas sonde se dejó claramente ver que al momento no existen las condiciones adecuadas para trabajar adecuadamente en beneficio de la paz en esa región, y vaya que para esas personas que viven en carne propia los estragos de una lucha tan feroz, unos días se convierten en años de pesadillas y dolor.
La principal dificultad fueron las dos posturas totalmente antagónicas marcadas tanto por el Presidente Barak Obama y su grupo aliados de mandatarios europeos quienes pugnan por el respeto a los derechos humanos y el valor de la democracia, por lo cual parten del no reconocimiento al actual Presidente sirio Bashar al-Asad quién se ha convertido en un dictador de ese país, por lo que se busca encontrar un gobierno democrático de transición representado por ciudadanos sirios donde intervengan las fuerzas de oposición moderadas existentes, por esta razón son partidarios tal como fue mencionado más enfáticamente por el mandatario francés François Hollande quién apoyo los bombardeos selectivos hacia bases del Estado Islámico tanto en Siria como en Irak considerando siempre a la población civil o a los grupos rebeldes que combaten a favor de su país.
En el otro extremo la postura del mandatario ruso Vladimir Putin es totalmente disímbola, su discurso versó sobre el apoyo total al presidente Bashar al-Asad y a sus fuerzas armadas expresando así que él es partidario de una solución militar inmediata donde se adelante a los combatientes, se les enfrente y se les aniquile en sus zonas de control antes de que estos lleguen a sus objetivos; por esto mismo en coordinación con el Presidente sirio y sus tropas aéreas, ordenó una serie de bombardeos contra blancos terroristas en territorio de Siria, como una demostración de autoridad ante lo pactado por el Consejo de Seguridad de la ONU y justo durante el desarrollo de la 70ª Asamblea General.
Dos potencias que tienen peso, dos posiciones diametralmente opuestas, un organismo que debiera dictar la paz, pero que se enfrenta ante una lucha de liderazgos políticos e internacionales donde la soberbia y el deseo de poder quedan antepuestos a la cooperación para la paz y la seguridad del orbe.
Con este conflicto a cuestas se llega a un aniversario más de un organismo que nació después de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de velar para que los horrores vividos en esta conflagración ya no se produjeran más, desgraciadamente vemos que estos intentos no resultarán y se estrellarán contra un virtual Muro de la ignominia, y seguirá mientras el hombre no ablande la dureza de su corazón y pueda ser empático ante el sufrimiento de su prójimo.