La política o el arte de engañar al prójimo

Caldero Político

En esta ocasión nos vamos a referir a la política como un arte. Algunos dicen que la política sirve para ‘engañar’ a los demás; otros que es un vehículo para ‘seducir’, ‘cautivar’ o ‘convencer’ con fines determinados, y unos más  que simplemente es el camino para servir, para llegar al poder, logrando  riquezas y el control de los demás. Sea como sea, hay diversas visiones.

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Groucho Marx decía: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”, mientras que Edward Moore Kennedy opinaba que en política sucede como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal.  Para Marco Aurelio Almazán, la política es el arte de impedir que la gente se meta en lo que sí le importa, en tanto que Abraham Lincoln estableció: “Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”.

Al lado del pueblo

La inteligencia (el sentido común), nos guía al camino indicado: que todo debe hacerse al lado del pueblo, sin el pueblo nada. Pero muchas veces es el pueblo el que resulta engañado. “La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema”, repetía Woody Allen, en tanto otra opinión certera es: “La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos”, de  Louis Dumur.

La política es el centro de muchos afanes, de desvelos y sinsabores, de éxitos y registros porque la política va de la mano de la historia y del desarrollo de la humanidad, un instrumento eficaz para el progreso” o el derrumbe de los pueblos.

“Vota a aquel que prometa menos. Será el que menos te decepcione”, nos señalaba Bernard M. Baruch, en tanto que Robert Louis Stevenson opinaba: “La política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación”. Usted saque sus propias conclusiones.

Hay quienes señalan que ya es tiempo de cambiar las estrategias políticas y las tácticas de los políticos porque el pueblo los ha hecho impopulares y se les considera ajenos al interés general, salvo excepciones muy contadas. Quizá por eso las propuestas legislativas para generar ‘candidaturas independientes’ y las que se hicieron en las demarcaciones locales en los municipios.

En serio: pocos personajes mexicanos se escapan del veredicto negativo que hace la sociedad sobre su desempeño.

Nikita Jruschov, el estadista soviético dijo: “Los políticos siempre hacen lo mismo: prometen construir un puente aunque no haya río”, mientras que el extraordinario Winston Churchill, apuntaba: “El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que el predijo”. Ojalá todos siguieran sus consejos al pie de la letra dejando atrás los comentarios del pueblo. Demostrar con hechos que son diferentes por ser mejores.

La propaganda política

En términos generales, la propaganda en política resulta ser una etiqueta, un envoltorio para fines mercadológicos  y de publicidad, una marca que se usa profusamente y que se adhiere en el envoltorio exterior del “producto” (político), para que el cliente (o ciudadano) crea que cuando va a votar (o sea a “comprar el producto”), está eligiendo un producto químicamente puro. En este mundo político donde se confunden colores, apariencias e ideologías y donde funciona el frío juego de las mutuas compensaciones, nadie hace pactos por la gratuidad de un apoyo sin condiciones.   Y como lo ha demostrado la historia, el que tiene más saliva come más pinole. Así de fácil. Y el que tiene más dinero, compra lo que quiere siempre y cuando el pueblo se deje.

VEREMOS Y DIREMOS.

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