Niñas gimnastas sacrifican parte de su vida por un sueño

En el equipo de gimnasia rítmica de Nayarit, algunas de las deportistas cuentan que han dejado cosas a un lado, desde las salidas a fiestas, el paseo con la familia o los placeres simples de la vida, como probar una galleta, todo por alcanzar un sueño, el de representar a Nayarit y lograr ser de las mejores.

La delegación local ha sido reconocida a nivel nacional por su participación, son medallistas de oro, campeonas en la modalidad de conjunto de los años 2010 y 2011, y trabajan desde 2007, informó la entrenadora del equipo, Amalia Mendoza Paredes.

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“Ya todo mundo quiere ver qué trae Nayarit, ya tres niñas del conjunto juvenil han sido llamadas por la Federación Mexicana de Gimnasia, pero desafortunadamente, a veces los padres de familia no estamos acostumbrados, no les dieron permiso y se tuvieron que quedar aquí; se iban a ir al centro de alto rendimiento” sostuvo. A estos logros se suman horas de entrenamiento, diariamente desde las 16:00 hasta las 20:00 horas; no hay tiempo para el esparcimiento, porque deben cumplir sus tareas escolares y convivir, en medida de lo posible con su familia, rutina que vale para las niñas de fundamentos, con sólo 4 años, hasta las jóvenes de 14.

Las niñas como Ximena Rosales, Valentina Kelly y Melisa García, refirieron acerca de su experiencia dentro de la cuarteta B, que los principales sacrificios han sido respecto a su vida social. Ximena Rosales explicó que a pesar de sus 8 años de edad, por la limitación de tiempo, y sus horas de entrenamiento, no puede ir a casa de sus amigas a jugar, o a dormir, como otras niñas de su edad. “He notado que no voy a centros comerciales con mis amigas, no tengo muchas o no voy a casa de ellas a dormir o a jugar; y he notado que soy más responsable, porque muchos de mis amigos no llevan tarea y ellos no hacen nada, y yo voy a gimnasia de 4 a 8 y me pongo a hacer tarea, cenar y encima entregar trabajos”, dijo.

Valentina y Melisa comentaron que antes de ir a competencia, sus entrenadoras las ponen a dieta; ambas mostraron conocimientos sobre la combinación de alimentos para mantenerse en forma, ya que el peso de una gimnasta debe ser alrededor de los 50 kilogramos, para las adolescentes. “Antes de ir a una olimpiada nos ponen a dieta, por las tardes comemos ensaladas, por las mañanas yogur con frutas, y puede ser que sí nos comamos alguna vez una galleta, pero no un paquete” dijeron las tres.

El conjunto juvenil, de chicas de 14 años, integrado por Saori Silva, Alejandra Esqueda, Blanca Castañeda, Ivana Rodríguez y Aline Castañeda, es el más sobresaliente, ya que han obtenido medallas de oro y tres de ellas, fueron convocadas para ser seleccionadas nacionales.

Las jóvenes mencionaron que las privaciones alimenticias son menores a comparación de la vida social que han tenido que hacer a un lado, aunque reconocieron que todos los esfuerzos valen la pena al obtener el triunfo en una competencia. “Es lo mismo diario, ir a estudiar y entrenar, estamos acostumbradas a hacer muchísimo ejercicio y hay niñas que salen con sus amigas y nosotras no podemos hacer eso; por venir a entrenar faltamos a eventos de nuestra familia y amigos, pero vale la pena”, insistieron.

Por su parte, la entrenadora del equipo estatal, Amalia Mendoza Paredes, señaló que el conjunto juvenil es el que ha ganado más medallas de oro en eventos nacionales y estatales; por su desempeño han sido llamadas por la Federación Mexicana de Gimnasia, pero han declinado, porque representan alejarse de su familia y de esta ciudad.

Sostuvo que es conveniente que las autoridades construyan un centro de alto rendimiento para deportistas en Nayarit, a fin de mantener el nivel de cada uno de ellos, y tener mejores resultados en los encuentros deportivos, para mantener y recuperar medallas de oro que han tenido.

La práctica de este deporte requiere de la participación de la familia, ya que modifican en general su forma de vida, desde los horarios, los viajes, la economía, y otros apoyos que deben darle a sus hijas. Asimismo, Betsy Rico Casillas, madre de Valentina y Camila Kelly Rico, de 11 y 8 años, respectivamente, aseguró que el ritmo de la vida que llevan sus hijas es muy pesado, sobre todo cuando hay presión en la escuela “se les baja el ánimo, pero como les gusta, ellas solas se motivan”.

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