El mexicano Jonathan Paredes se metió el lunes de lleno en la pelea por una medalla en los clavados de altura, que ya tienen un lugar en el mundial de natación y ahora buscan una plaza en los Juegos Olímpicos.
Paredes cosechó 350,40 puntos en la primera jornada y es superado solo por el favorito Gary Hunt, de Gran Bretaña, con 381,10, y por el estadounidense David Colturi, con 358,4, en el mundial del natación.
El mexicano ya fue medalla de bronce en el primer mundial de natación hace dos años en Barcelona. El oro se lo llevó el colombiano Orlando Duque y la plata fue para Hunt.
Los clavados en altura luchan por ser admitidos en los Juegos Olímpicos y esperan que una competencia vibrante y el desparpajo de los competidores los ayude a lograrlo.
“Somos gente que quiere divertirse haciendo las cosas a su manera”, declaró Hunt, quien fue un clavadista formal antes de incursionar en los clavados de altura.
“Si haces lo que te dice tu técnico, nunca llegarás a ser un clavadista de altura o te tirarás desde un peñasco. Tienen que arreglártelas por tu cuenta y es así que surgen personalidades interesantes”.
En los clavados de altura los competidores no usan una piscina y un trampolín, sino que saltan al aire libre desde 27 metros (88.5 pies), en una disciplina que se comenzó a popularizar con asombrosos saltos desde acantilados. Haciendo piruetas en el aire, caen a una velocidad tal que pueden lastimarse seriamente si algo sale mal.
Mientras pujan por ser admitidos en los olímpicos, los clavadistas de altura corren peligro de perder su aura de rebeldes. Pero aseguran que no perderán su identidad.
Varios deportes extremos fueron admitidos en los Juegos Olímpicos en años recientes y los clavados de altura esperan ser los próximos. Se trata de un deporte que cambia constantemente, en el que Hunt incorpora a cada rato nuevos saltos.
“Hay un enorme potencial. Recién estamos empezando y en cada competencia se ven saltos más impresionantes. Estamos muy lejos todavía de alcanzar nuestros límites”, dijo Hunt.
Los saltos en altura no serán parte de los Juegos de Río de Janeiro del año que viene, pero esperan ser tomados en cuenta para los del 2020 en Tokio. Un posible obstáculo es el hecho de que no hay muchas mujeres compitiendo en esta disciplina. En Kazán hay solo 10, comparado con 20 hombres. Y en el mundial de hace dos años en Barcelona, en el que los clavados de altura debutaron en la justa, hubo 13 hombres y apenas seis mujeres.
“Esperábamos poder estar en Río”, comentó el estadounidense Colturi. Necesitamos más chicas de más países”.
Los clavados en altura se manejan por su cuenta en el plano comercial. No son parte de la federación internacional de natación (FINA, según sus siglas en inglés), sino que su principal patrocinador es la empresa de bebidas energéticas Red Bull, que organiza competencias en sitios espectaculares y ha tentado a varios clavadistas tradicionales para que incursiones en esta modalidad.
“Somos pocos por ahora y nos vemos todo el tiempo”, dijo Hunt, quien se entrena en París. “Veo a la mayoría de estos muchachos más que a mi novia. Somos todos buenos amigos”.
Algunos conservan su espíritu rebelde.
El ucraniano Anatoly Shabotenko, quien marcha 12do después de las tres primeras rondas, no le dijo a sus padres lo que estaba haciendo, más que nada para evitar que su madre se preocupase.
“No quería que se pusiese nerviosa”, relató. “Pero alguien la llamó y le dijo, ‘enciende el televisor, tu hijo está a punto de saltar’. Vio la altura y me llamó. Me dijo, ‘¿Te has vuelto loco?’’’.