Pobreza con los indígenas

Caldero Político

Desde luego que la reducción de la pobreza es uno de los objetivos del gobierno mexicano, de las administraciones estatales  y es un tema socorrido en la mayoría de las estrategias de desarrollo de carácter nacional e internacional, incluso aquellas que cuentan con el apoyo de donantes y prestamistas bilaterales y multilaterales.

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La reducción de la pobreza  también es una preocupación crucial para los 350 millones de indígenas de todo el mundo; la mayoría habita en países en desarrollo y cuentan con una representación desproporcionada entre los pobres: el Banco Mundial calcula que constituyen aproximadamente el 5% de la población mundial, pero el 15% de aquellos países que viven en la pobreza.

En efecto, los pueblos indígenas son poblaciones diferenciadas con sus propias historias, territorios, estrategias de sustento, valores y creencias y por tanto sus nociones respecto de la pobreza y el bienestar son distintas.

Si las estrategias de reducción la pobreza no consideran las percepciones y aspiraciones propias de los pueblos indígenas, corren el riesgo fracasar o incluso agravar la situación, por ejemplo, privando a los pueblos indígenas del acceso a recursos esenciales, debilitando las estructuras de gobernabilidad tradicionales o contribuyendo a la pérdida de los idiomas indígenas. Es lo que aseguran los especialistas.

La pobreza de los pueblos indígenas es un reflejo de su posición generalmente marginal dentro de las sociedades nacionales.

Los documentos de estrategia de lucha contra la pobreza se han convertido en el marco global para los préstamos, los alivios de deuda y la cooperación para el desarrollo en países de bajos ingresos.

En 2005, la Organización Internacional del Trabajo –OIT-,  llevó a cabo una auditoría para verificar si se habían tomado en cuenta los derechos, necesidades y aspiraciones de los pueblos indígenas y tribales, cómo se había logrado esto, y si ellos habían participado en las consultas.

Si bien se consideran programas y esquemas a favor de las poblaciones que habitan en las zonas urbanas y suburbanas, las áreas indígenas deben ser prioritarias para atender a los niños, mujeres y adultos en posición de desventaja social.

Con políticas directas de asistencia social que involucren salud, educación, servicios públicos, empleos y posibilidades de desarrollo mediante caminos, carreteras y otros beneficios, se estará ayudando a los sectores indígenas a sobresalir en la crisis económica aprovechando sus propios recursos, su hábitat y arraigados en sus comunidades.

Ojalá las estrategias estatales y nacionales así lo consideren.

Veremos y diremos.

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