Qué hacer para que tu hijo tome leche

Mediante el juego, los padres preparan a sus hijos para la vida

Cada niño es único e irrepetible, de igual forma sus procesos de crecimiento; también los son sus padres, pero no las preocupaciones de éstos. En cada padre, nuevo o experimentado, existe la misma inquietud sustancial: ¿cómo ayudo a mi hijo en su desarrollo?

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Las distintas etapas de desarrollo de los pequeños tienen sus particularidades propias. Para los niños entre los 6 y los 12 años el mundo se reconfigura por completo, es aquí cuando vuelve a acelerarse su desarrollo físico; además empieza su vida social al conocer a otros niños de su edad y, lo más importante, es cuando debemos intensificar la tarea de despertar en ellos  su deseo de aprender, que es más significativo que su capacidad o nivel intelectual.

Además de estar atentos a su desarrollo físico, es fundamental desarrollar su pensamiento crítico, en ambos casos la combinación de una dieta balanceada y actividad física que reten sus procesos mentales le ayudarán a generar y afianzar conceptos tan medulares como la autoestima, solidaridad, autonomía y felicidad.

Si quieres enseñarles a vivir, hazles jugar

Los niños no nacen como una hoja en blanco, el temperamento, capacidades motrices y habilidades sociales son propias de la personalidad de cada uno y vienen a ser reforzadas, y aún modificadas, a partir de la interacción con los padres.

La mejor forma de hacer que un niño modifique un comportamiento negativo es mediante el juego. En su forma de jugar el niño vierte su personalidad, es el mejor terreno en donde los padres pueden explorar nuevas formas de comunicación. Si están atentos, pueden recurrir a juegos acordes al comportamiento pasado de su hijo para así ayudarlo a expresar alguna inconformidad o incluso para hacerle más llevadero algún cambio en su dieta.

Es muy común que el pequeño se niegue a probar nuevos alimentos o que una mala experiencia con el sabor o temperatura de algún líquido lo haga generar rechazo; hay nutrientes indispensables para cubrir sus requerimientos alimenticios, encontrar una receta amigable para los vegetales o una forma nueva y divertida de presentar la comida, así como el uso de modificadores de leche son elementos que nos ayudarán a proveerle las vitaminas y minerales esenciales para su desarrollo.

Como mamá tendrás que ser muy creativa y hacerte de trucos para garantizar en tus hijos la ingesta de una dieta saludable. En este sentido, Nesquik® es el aliado ideal en el desayuno, ya que además de complementar la leche con su exclusiva combinación de micronutrimentos de Opti-Start, contribuye al desarrollo, nutrición y crecimiento de los niños de 6 a 12 años de una forma divertida.

Una buena medida, es idear un juego que implique la combinación de trabajo físico e intelectual a bien de ayudarlos a reinterpretar y superar su rechazo. Para tener mejores resultados es muy importante adaptar la estrategia del juego según la edad del niño, para un pequeño de seis años puede resultar más atractivo interactuar con un juguete simple y su imaginación, en cambio, un niño de nueve, está más interesado en encontrar su reflejo como adulto en cada situación: ¿cómo lo haré yo cuando sea grande?

Los escenarios para estos casos podrían ser:

Seis años. Aquí podría resultar muy útil incluir el empaque de Nesquik en una actividad física motriz, buscando en todo momento conseguir la ingesta de la leche: ‘pensemos que tú eres un auto y que, luego de horas y horas de andar a toda velocidad tienes que parar por combustible’.

Nueve años. En esta edad aparece la inquietud de realización, se preguntan si serán como papá o mamá, suele ser muy efectivo el juego de rol: ‘eres un científico que acaba de inventar un nuevo sabor para la leche, es el sabor más rico que nadie haya probado, además es una mezcla exclusiva de vitaminas y minerales pero antes de llevarlo a todos los niños del mundo, tienes que probarlo tú’.

La idea de que un niño que juega es un niño sano, resulta ser muy cierta, mediante el juego, padres e hijos exploran, construyen y predicen lo que a ambos les espera, por ello, es muy recomendable una interacción cercana, tanto para reforzar la relación y el funcionamiento familiar como para medir y guiar el desempeño general de los hijos.

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