Reordenando la historia

Véritas Liberabit Vos

La Isla de Cuba siempre ha representado en la historia de América un punto por demás crucial que ha determinado situaciones donde su participación es un eje en el cual giran diversas amalgamas con tintes de claroscuros importantes en el devenir político.
Recordemos que este país caribeño es en si el más extenso de las Antillas mayores  su situación geográfica lo coloca cercano por el Norte a la Península de Florida y a las Bahamas, por el Oeste está su cercanía con México y al sur están las Islas Caimán y Jamaica, lo que la hace ser geopolíticamente un lugar por demás importante.
De acuerdo con las crónicas de Fray Bartolomé de Las Casas; menciona que un 27 de octubre de 1492 quince días después de que Colón llegara a América, las tres carabelas, La pinta, La Niña y la Santa María arribaron a las costas de esta Isla y explican que Colón al pisar tierra hincó su rodilla en la misma exclamando:  “esta es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto jamás” al poco tiempo sería bautizada como Isla Juana en honor al Príncipe Juan futuro heredero de la Corona española.
Desde ese momento La isla se convirtió en un importante centro donde en 1513 se nombraría a Diego de Velázquez gobernador de la misma con la potestad de fundar villas y municipios, con lo que en poco tiempo se establecería ya con el nombre de Santiago de Cuba un rico emporio de comercio y producción entre otras cosas de tabaco, caña y telas finas.
Tal situación hizo que Cuba fuese objetivo de botín de las fuerzas corsarias y piratas de Inglaterra así como del deseo manifiesto siglos después de los Estados Unidos, ya que al lograr la Independencia de España quedó a merced de los intentos expansionistas que de alguna manera generaron respuestas patrióticas como la de José Martí.
Sin embargo el acontecimiento decisivo para este país fue la Revolución que culminó al inicio del año de 1959 cuando las tropas revolucionarias encabezadas por Fidel Castro derrotaron a la dictadura de Fulgencio Batista dejando a esa hermosa Isla ya mermada por el anterior gobierno en un panorama por demás desolador y triste bajo un régimen totalitario y opresor donde Cuba quedo como moneda de cambio en una Guerra Fría que se debatía entre los dos bandos más poderosos del orbe, viviendo en carne propia las injusticias de un régimen totalitario y carente de libertad así como un bloqueo comercial decretado por los Estados Unidos que limitaba grandemente cualquier posibilidad de supervivencia.
Debieron pasar más de 56 años para que de nueva cuenta un funcionario norteamericano pudiera visitar la Isla desde que el Presidente Eisenhower rompiera relaciones con el gobierno de Castro, me refiero a lo acontecido con la apertura de la Embajada de los Estados Unidos en Cuba donde el secretario de Estado John Kerry izo la bandera de las barras y las estrellas en el corazón mismo de la Habana, sellando con ello uno de los actos más significativos de la Historia moderna donde podemos ver ahora sí de manera patente la normalización de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana situación hasta hace algún tiempo por demás imposible de ni siquiera   imaginar.
Atrás quedan aquellos episodios históricos y sangrientos de Bahía de Cochinos en 1961, la llamada Crisis de los Misiles en 1962 cuando la confrontación entre Kennedy y Nikita Jrushchov hicieron temblar al mundo con la idea de una tercera Guerra Mundial de caracteres atómicos, los continuos intentos y forcejeos que culminaban con balsas de cubanos que  querían escapar de la otrora “perla del Caribe” para correr tras su libertad.
Lo que hemos presenciado al haberse inaugurado sendas embajadas en cada uno de los países en cuestión no es sino un reordenamiento de la Historia de regresar sobre sus pasos y sentar las bases de una relación pacífica, de respeto mutuo y reconocimiento de la soberanía, claro que esta situación no se dio de la noche a la mañana, hubo que transcurrir más de año y medio de negociaciones necesariamente secretas teniendo como principal promotor a Barak Obama, Raúl Castro y la figura mediadora y central del Pontífice Francisco quién fue un protagonista fundamental para este logro, emulando a uno de sus antecesores Juan Pablo II paladín como pieza clave en los movimientos de la Europa Oriental a finales del siglo pasado.
Esperemos que estas señales de paz que hoy se envían como mensaje al mundo puedan perdurar y madurar en los ámbitos políticos y sociales donde por ahora son los habitantes de Cuba los que esperan que su situación de vida pueda cambiar.

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