Tolerancia contra racismo

También Con Enfoque Soy Legal

Las muertes de los afroamericanos  Philando Castle y Alton Sterling ocurridas a principios de este mes recrudecen lo que es la violencia racial que en los dos últimos años se ha dado en los Estados Unidos donde ciudadanos de color han sido abatidos por policías blancos generando una ola de indignación en el mundo y dejado a millones de ciudadanos enfurecidos y conmocionados, especialmente desde la muerte en la Ciudad de Ferguson en el Estado de Missouri en agosto de 2014 del joven de color Michael Brown que no portaba ningún arma, a manos de un agente blanco que luego fue exonerado de todos los cargos.

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Y como la violencia genera violencia y es sabido que tanto la venganza como la revancha se dice son hijas de la misma hoguera y hasta se parecen en el lenguaje, a la distancia pueden confundirse, ambas son obsesivas y exigen un brutal desgaste de energía y de adrenalina para quien las permite, la venganza se instala en el aborrecimiento y la revancha que ronda por ahí está pronta a ceder a la tentación del “todo se vale” con el fin de descargar la furia contenida.

Por eso no es fortuito que a los pocos días de ocurridos estos incidentes se hayan presentado atentados tanto en Dallas Texas como en la localidad Luisiana de Baton Rouge donde arropados con “espíritu de justicia” contra los abusos policiales se abatió a tiros a cinco policías y a otros cuatro respectivamente bajo el cobijo de que solo con dinero y sangre se puede combatir la situación de injusticia.

Triste y lamentable situación de que después de tantos ejemplos históricas, que costaron vidas y generaron dolor, las nuevas generaciones sigan siendo testigos de que todavía en el siglo XXI se siga padeciendo de un virus tan letal e inhumano como lo es el racismo, una ideología que defiende una supuesta superioridad de una raza o de un color frente a las demás y por ende la necesidad de mantenerla aislada o separada del resto dentro de una comunidad o de un país,

Si bien en el siglo pasado fueron vitales para el reconocimiento de los derechos civiles de los afroamericanos las luchas llevadas a cabo por Malcolm X y más específicamente por Martin Luther King en su famoso discurso (I have a dream) donde soñaba en lo que sería su país libre de discrepancias raciales e incluyente de oportunidades y reconocimientos; de igual manera las luchas contra el apartheid que en Sudáfrica Nelson Mandela encabezó para sobreponerse y eliminar la segregación racial a la que sus hermanos de color eran sometidos por una minoría blanca, acción que le valió estar preso injustamente durante muchos años pero que esto no mimó sino al contrario hizo aún más fuerte su deseo de luchar a favor de la justicia.

Al escuchar las palabras del Presidente Obama señalando que las recientes muertes de ciudadanos negros a manos de policías son síntomas de retos mayores como las desigualdades sociales del sistema judicial, la desconfianza de las minorías en las fuerzas del orden y en un alejamiento del hombre a sus propios principios, recordándonos la máxima expuesta por (Mateo 22:39) “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, palabras que le confieren al hombre el derecho de pensar en sí mismo y coloca límites claros al egoísmo, exhortando a tratar con amor a todos nuestros semejantes, este amor al prójimo practicado en todas sus formas, merece un gran reconocimiento cuanto más se aplica, más necesidad se aliviará y tanto más armónica será la convivencia, basada siempre en una tolerancia sostenida en los valores y principios.

Podrán establecerse leyes y tratar de que se cumplan de una manera estricta, podrán exponerse discursos y debatir en organismos mundiales sobre la necesidad de conciliar diferencias raciales que puedan detener y evitar acciones o atentados como los expuestos en este artículo; pero así como otras muchas tendencias que alejan al ser humano de hacer el bien, deben fomentarse en cada alma práctica de virtudes que vayan forjando en el individuo una aceptación de las diferencias entre personas, es aprender a escuchar a los demás, a comunicarse con ellos y entenderlos en aquello en que no se coincide, es el reconocimiento de la diversidad cultural, en donde ninguna cultura, nación o color de piel tiene el monopolio del conocimiento o de la verdad.

Esta tolerancia es la que el Estado,  las instituciones educativas, la familia, los organismos  debemos promover y practicar  en su sentido filosófico normativo, es una forma de libertad, es una actitud positiva hacia los demás, exenta de todo aire de superioridad que nos identifica como seres pensantes y nos acerca más a nuestro prójimo.

Es como diría el ex Secretario de las Naciones Unidad Kofi Annan: “La tolerancia es la base de la sociedad civil y de la Paz, nos permite ver la diversidad de culturas, no un obstáculo para el respeto de los derechos humanos o lo que es peor una justificación para las violaciones que de ellos se cometen, sino una fuente de riquezas en la que todos debemos beber”.

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