Trump y sus aliados

Véritas Liberabit Vos

Era casi el otoño de 1978 ante los atónitos ojos del mundo en plena guerra fría un 17 de septiembre en un lugar llamado Camp David el Presidente estadounidense Jimmy Carter flanqueado por el Primer Ministro israelí Menahem Begin y por el Presidente egipcio Anwar el – Sadat teniendo a espaldas las banderas de ambos países, signaban ambos mandatarios un histórico acuerdo que llevó el nombre de dicho lugar Acuerdos de Camp David, en ellos Israel decidía abandonar La Península de Sinaí que había sido arrebatada del dominio egipcio en aquella fatídica Guerra llamada de los Seis Días donde también se apoderaron de los Altos del Golán, devolviéndole así su soberanía a Egipto, el cual se comprometía a reconocer la existencia del Estado de Israel, aquél con el que se enfrascó en 1973 junto con Siria en la Guerra llamada del Yom Kipur y que ahora se convertía en el primer país del mundo árabe en reconocer la existencia del Israel fundado en 1948 en un territorio ya ocupado por los Palestinos y que se convertía en una daga clavada en el corazón del Medio Oriente.

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La intervención del Presidente Carter elevó los bonos de Norteamérica como fiel guardián de la geopolítica en el mundo ante una Unión Soviética que urdía planes de invasión hacia otras naciones como lo haría meses después en Afganistán, esta postura del Presidente de Norteamérica al favorecer los acuerdos hizo posible que Menahem Beguin y Anwar el-Sadat fueran galardonados con el Premio Nobel de la Paz y que las esperanzas irenistas se esparcieran y perduraran sobre todo en esa zona tan abrumada por las guerras y el encono mutuo.

Las cosas no duraron mucho tiempo, en 1981 en pleno acto cívico un comando atacó el presídium donde se encontraba el Presidente egipcio el cuál cayó abatido, en 1979 la URSS invade Afganistán y ese mismo año en Irán, el nuevo gobierno fundamentalista del Ayatola Jomeini tomó como rehenes en la embajada a 66 norteamericanos generando una tensión mundial que duró 444 días, lo que nos muestra lo endeble de la paz en una región tan turbulenta y convulsionada desde los orígenes bíblicos.

Casi cuarenta años después el actual Presidente de Estados Unidos (que en esos años rondaba por los 32 de edad) ha dado un giro en su postura beligerante que como candidato espetaba hacia el Estado Islámico culmen de la imagen del terrorismo en el Siglo XXI, así como una actitud de fobia hacia todo aquello que representara a los países del Mundo Árabe, tan es así que una de sus primeras acciones ya como Presidente fue negar el ingreso a Estados Unidos y las visas a ciudadanos de por lo menos siete países musulmanes.

Ahora cuando los esfuerzos de todo el conglomerado aliado que ha luchado por rescatar los enclaves yihadistas en Mosul y Raqqa están ya a un paso de realizarse, el magnate se ufana de tener el mérito de la victoria sobre el líder Abu Bakr al Baghdadi en su intento de imponer su califato, pero Trump dando un giro de 180 grados en su política exterior que manejó en campaña,  después de su presencia en mayo pasado en Medio Oriente su postura parece ser totalmente afín a Arabia Saudita y a todos los países aliados dejando  con una duda más que metódica a un Israel que desde siempre ha contado con el apoyo incondicional del país de las barras y las estrellas y por otra parte con esta postura a favor de los saudíes ha desbancado a un aliado fundamental tanto por su poderío económico como por su relación filial, me refiero a Catar de quién se sabe rivaliza con Arabia Saudita por la hegemonía de la región, sobre todo en la producción de gas.

No hay vacíos de poder, pareciera que con el debilitamiento local del EI (que se ha dispersado por otros países) se mueven otros intereses  con un Irán que ya ha expresado su deseo de primacía en la región como en los tiempos de Jomeini enfrentado con una  Arabia Saudita que lidera confiado por las palabras de Trump un Consejo de Cooperación del Golfo, donde Catar ha dado un paso de costado al no estar de acuerdo y sin considerar por otro lado levantando la mano una Turquía donde su presidente Tayyip Erdogan ya se ha adjudicado el mote de Sultán.

Estas confusiones en su política exterior hacen replantear a los asesores de Trump los alcances que puede tener este tipo de posiciones tan arriesgadas y temerarias en que la Rusia de Putin no se demarca en su afán de aprovechar cualesquier resquicio en ese apetitoso campo de juego que es el Medio Oriente, mientras que Israel vela armas como siempre lo ha hecho desde su milenaria idea del dominio mundial, esperemos como se mueven las fichas de este ajedrez actual.

Por cierto que 11 días después de los acuerdos de Camp David el mundo se volvió a estremecer con la noticia de la muerte aparentemente tranquila del Pontífice 263 de la Historia de la Iglesia, Albino Luciani o Juan Pablo I que solo tenía 33 días en el papado, las noticias posteriores sumados al rumor y suspicacia dejaron muchas líneas de investigación sueltas, pero eso, eso será otra historia…

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