“Voz que clama en el desierto”

Véritas Liberabit Vos

Este miércoles 24 de junio es el día de San Juan Bautista y en muchas regiones de nuestro país sin ser  meteorólogos decimos que es seguro que esta fecha o en su víspera llueva, y solo resta dirigir nuestra mirada al cielo y predecir que en breve se tornarán densas nubes que culminarán en una fresca lluvia preámbulo de un verano con un buen temporal. Para este día en tiempos pasados se acostumbraba que en las calles de los barrios ente los niños era usual el apersonarse de sendas cubetas con agua con lo que se recibía a los transeúntes despistados que no recordaban lo que les podía pasar en un día como este, igualmente era común ver a niños en las fuentes de parques y jardines disfrutando de un buen chapuzón, muy contrario a España  donde la principal festividad es a base de incendios o fogatas dentro del marco de una festividad que en muchas localidades dura toda la noche así encontramos tradiciones en las regiones de Aragón, Asturias, canarias, Castilla y Cataluña por mencionar las más importantes.

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Y aunque agua y fuego son mutuamente opuestos, ambos tienen simbólicamente un efecto de purificación como lo es lo representado por el profeta San Juan  a nombre de quién se realizan todas estas festividades y costumbres de añeja tradición en muchas ciudades tanto de Europa como del Continente Americano donde se evidencia el sincretismo cultural gestado durante el proceso de evangelización.

La historia de Juan el Bautista es por demás ilustrativa, su vida está plasmada en imágenes que tienen que ver cada uno con pasajes importantes dentro del Catolicismo, podemos empezar diciendo que fue hijo de Zacarías y de Isabel, quién a su vez era prima de la Virgen María, los cuales ya eran de avanzada edad y no habían tenido hijos porque Isabel era estéril, un día que Zacarías entró al templo se le apareció un ángel quién le señaló que su esposa le daría un hijo al que llamaría Juan, un hijo que será grande a los ojos de Dios, que no beberá vino, y que precederá al Señor con el espíritu y el poder para reconciliar a los padres con sus hijos, y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando al Señor un pueblo bien dispuesto. Como Zacarías no estuvo tan seguro de esto, el ángel le mencionó que quedaría mudo hasta que se cumplieran sus palabras. Tal como estaba dicho, Isabel a su avanzada edad quedo encinta y cuando nación Zacarías recobró el habla y confirmó que su hijo se llamaría Juan.

San Juan es tal vez el único Santo que se festeja en su día de nacimiento, ya que todos los demás se celebra en su fecha de fallecimiento, en este caso su nacimiento se calcula que fue seis meses antes del nacimiento de Jesús en Belén, (ya que el Evangelio cuenta que su madre Isabel tenía un embarazo  de seis meses cuando el ángel anunció a María que sería madre del Mesías) siendo así el 24 de junio muy cercano al solsticio de verano y por ende propicio para las tradiciones arriba mencionadas.

Importante fue la vistita que a su prima Isabel hizo la Virgen María quién fue merecedora a ser recibida con la salutación de la cual se ha conformado el Ave María y que reafirmó que el niño que llevaba en su vientre era el hijo de Dios, el mismo que años después inició su actividad en el desierto profetizando la venida de Jesucristo hasta llegar a su bautizo en el río Jordán, acto por demás significativo que marcó la pauta en la vida pública de Jesús ya como el mesías esperado y del que tanto habló el bautista.

La muerte de San Juan es otro de los pasajes clásicos por la forma trágica de la misma, ya que Herodes había mandado apresar a Juan por haber dicho  que era ilícito haberse casado con Herodías mujer de su hermano Filipo, la ocasión llegó cuando por su cumpleaños Herodes ofreció un banquete en el cual bailó la hija de Herodías de nombre Salomé, este al quedar prendado por la joven le dijo que le pidiera lo que fuera,  la joven  aconsejada por su madre pidió la cabeza del bautista, siendo la fecha un 29 de agosto cuando rodó la cabeza de San Juan.

Ya pasaron muchos siglos de ello pero cada 24 de junio seguimos pidiendo por un buen temporal para que nuestros campos y cosechas florezcan y pueda favorecerse ese sector tan importante para la economía de Nuestro Estado, y no somos meteorólogos pero tal vez no puede fallar como marca la tradición que este día 24 o su víspera llueva por estos lugares.

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