Caldero Político
La educación debe abrir las puertas a un futuro brillante y fructífero; los niños y niñas que se ven privados de ella se enfrentan a barreras casi insuperables, igualmente los jóvenes sin oportunidades. Urge abrir las aulas de escuelas primarias, secundarias y hasta de preescolar, ya no se diga universidades, tecnológicos y espacios que sean necesarios para que todos los aspirantes logren un lugar.
Se requiere de un programa comprometido a crear un mundo en el que todos los niños y niñas, los jóvenes, con independencia de su género, situación socioeconómica o circunstancias, tengan acceso a una educación gratuita, obligatoria y de calidad. El servir a las poblaciones más marginadas obliga a prestar especial atención a los grupos más excluidos de la educación.
Se ocupan políticas directas que garanticen los derechos de todos los que se encuentran en circunstancias difíciles para que entren a una educación básica de calidad y la igualdad de oportunidades.
El acceso a una educación de calidad no es un privilegio, sino un derecho humano fundamental y los gobiernos federal, estatal y municipal no deben cejar en su empeño hasta que todos los niños y niñas, todos los jóvenes, todas las personas, gocen plenamente de ese derecho.