Estudiantes aprenden prácticas circenses para terapias en Nayarit

Son adiestrados en artes circenses, como malabares y clown, para facilitar terapias a sus futuros pacientes, aunque sus prácticas, las realizan en la calle, en la plaza principal de Tepic, por la diversidad del público

Estudiantes de Psicología del Instituto Superior de Informática y Computación (ISIC) son adiestrados en artes circenses, como malabares y clown, para facilitar terapias a sus futuros pacientes, aunque sus prácticas, las realizan en la calle, en la plaza principal de Tepic, por la diversidad del público. Al respecto, la psicóloga, tutora del grupo conformado por 35 estudiantes, Rosa Idalia Cortés Rodríguez destacó que desde hace dos años, maestros y alumnos reciben capacitación de personas dedicadas al clown y a los malabares, para aplicarlos a terapias alternativas, para niños, principalmente.

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«Estamos desarrollando habilidades para poder trabajar frente a grupos, para improvisar, para lograr empatía y facilitar apoyos para el desarrollo humano como parte del desempeño en su área laboral», estableció la profesora. Todos los domingos, el grupo de alumnos se reune en la plaza principal o en otros puntos de esparcimiento de la ciudad, ofrecen espectáculos con aros, clavas y zancos, además de regalar animales hechos a partir de globoflexia. También pintan la cara de los niños, brindan dulces y abrazos «con causa», con los que las personas dan alguna cooperación voluntaria que luego servirá para llevar a cabo eventos con niños.

«Una de las cuestiones que atienden en las representaciones que realizan los alumnos, es la formación de valores, niñez sana y el establecimiento de límites», refirió la especialista. Por su parte, Francisco Carrillo, maestro de psicología, dijo que además de conocer estas prácticas, las utiliza para su beneficio, ya que padece una enfermedad cardiovascular y estas reuniones lo ayudan a enfrentar con mejor actitud su padecimiento.

«Es un servicio muy bonito, porque me ayudó a despreocuparme por cosas materiales; tu servidor tiene una enfermedad en el corazón y ahora valoro más trabajar con niños porque ellos son el futuro», afirmó. Algunos de los aprendices no acuden disfrazados o caracterizados y son quienes se encargan de montar las estaciones donde maquillan al público, donde dan en préstamo y enseñan a usar los zancos, o recogen las cooperaciones, explicando el objetivo de las actividades.

Los encargados de capacitar a los jóvenes, en artes circenses son: Kikey Durán y Morgan Ordaz, microempresarios de Gipsy Circus, quienes ofrecen servicios de entretenimiento, talleres de desarrollo humano y promoción cultural. Kikey Durán, de 27 años, profesora universitaria, comentó que el primer trabajo que realizan con cada uno de los integrantes del grupo, es el autoconocimiento personal, para utilizar algunos aspectos de su vida, sobre todo las percepciones negativas, a fin de afrontarlas y sacar provecho de ello al desenvolverse en cualquier actividad, ya sea laboral o personal.

«En los talleres les enseñamos a descubrir quiénes son, lo que no les gusta de ellos para utilizarlo, porque para exponerte debes de trabajarlo y descubrirlo, hacemos dinámicas para tener empatía con el ser humano», afirmó. Asimismo, el terapeuta Morgan Ordaz, de 28 años, destacó que los talleres de artes circenses los ofrecen no sólo a escuelas, también a empresas, grupos políticos y al público en general, aunque mayormente organizan festejos y ocasiones especiales para obtener ingresos.

Ambos jóvenes comentaron que en diferentes etapas de su vida sufrieron accidentes que los dejaron inmóviles durante algún tiempo, pero a partir de que formaron parte de terapias con este tipo de técnicas mejoraron su calidad de vida y obtuvieron una pronta recuperación.

«En mi caso tuve una fractura de columna y de cráneo, y gracias a esto, el humor, la empatía, pude salir sobre ello; estuve seis meses en cama, no podía caminar y esto te ayuda bastante, a superar las cosas», aseguró Morgan. Refirió que formaban parte de un grupo de zanqueros, cuando a él le ocurrió un accidente vial y sus compañeros de grupo, lo visitaban, y mantenían actividades con él.

«Los chavos me empezaron a visitar, a dar ánimos, y empecé a sobrellevar las cosas, aprendes de todos y te haces más empático contigo mismo», abundó. Kikey Durán afirmó «yo también tuve una fractura, y a mí me ayudó bastante lo que es el clown y el teatro cómico», con lo que a partir de sus experiencias fue como decidieron promoverlo dentro de las actividades extra que se ofrecen en el Instituto donde son profesores.

Por otra parte, Rosa Idalia Cortés Rodríguez, la tutora del grupo de estudiantes conformado por personas adultas que trabajan y estudian, destacó que «he visto en mis alumnos crecimiento personal, un desarrollo de habilidades que al momento de entrar a la carrera sabían, pero no se atrevían a hacer».

La experiencia de acercamiento, entre los alumnos y las personas que acuden a ver sus presentaciones en la calle, externó, ha permitido prever que en el desempeño profesional puedan tomar en cuenta, y valoren, el trato humanizado hacia sus posibles pacientes o compañeros de trabajo.

Cortés Rodríguez insistió en que ha sido difícil introducir estas cuestiones al sistema educativo tradicional de diversas disciplinas, como: psicología, comunicación, medicina, y otras, debido a que hay resistencia para pensar en las artes circenses como cuestiones académicas.

 

 

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