Oxigeno para Cuba

Véritas Liberabit Vos

Como una medida audaz e inesperada fue tomada la decisión que el pasado miércoles 17 de diciembre dio a conocer a la opinión mundial el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Barack Obama quién anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas con el caribeño país de Cuba contando con la anuencia del dirigente cubano Raúl Castro Ruz.

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Recordemos que tras la asunción de Fidel Castro al gobierno cubano  en enero de 1959 con la posterior implementación de un régimen comunista con la simpatía y apoyo de la URSS en plena Guerra Fría, trajo como consecuencia la ruptura de relaciones con Estados Unidos y un drástico embargo económico que fue implementado desde octubre de 1960 hasta nuestros días, estamos hablando de más de cincuenta años de una política estadounidense totalmente intransigente hacia la isla con una férrea Ley Helms Burton que el Congreso norteamericano hoy con mayoría republicana ha apoyado cerradamente.

Para llegar a este trascendental hecho tuvieron que transcurrir más de 18  meses de negociaciones diplomáticas entre Obama y Castro donde se dice tuvo mucho que ver la participación del Papa Francisco para desenredar este último vestigio de la guerra fría, tal como lo llegara a hacer uno de sus antecesores Juan Pablo II a finales de los años ochenta donde fue determinante su labor para lograr la caída de la cortina de hierro, solo baste recordar la participación con su paisano Lech Walesa en los sindicatos de los astilleros de Gdansk en su natal Polonia, dentro de la política vaticana de dialogo con la entonces Europa del Este, conocida esta labor como la ospolitik.

La reanudación de relaciones con Cuba, puede considerarse como uno de los puntos más trascendentes en la política exterior de los Estados Unidos realizada en los últimos cuarenta años, y es que de cumplirse tal como se indicó en el mes pasado podría convertirse en una jugada magistral de tres bandas como se diría coloquialmente en el billar, ya que no solamente dejaría enormes beneficios a los cubanos puesto que se ha determinado la apertura de una embajada norteamericana en la Habana, se acelera la Ley de inversión extranjera donde se atraerán capitales con ventajas como reducir a la mitad  de los impuestos sobre las ganancias, se autoriza la entrada de divisas de todos los cubanos que viven en el exterior, la cual representa un incremento de más del 300% o sea un tanque de oxígeno para la alicaída economía caribeña y un filón importante para las grandes cadenas empresariales y comerciales de los Estados Unidos.

Junto a esta medida vendrá colateralmente un respiro para recuperar parte de la desgastada imagen con que el Presidente Obama estaba enfrentando los últimos años de su segundo periodo de gobierno y que era ya preocupante al Partido Demócrata que vio como en las elecciones intermedias del año anterior perdió la mayoría del Congreso donde urgía la necesidad de asirse a una acción importante de cara a las elecciones presidenciales del 2016, donde el sector latino será uno de los baluartes principales para llevar a la silla de la oficina oval de la Casa Blanca, recordemos que simplemente el  Estado de Florida representa 29 votos electorales y que es justamente ahí donde radica el mayor porcentaje de inmigrantes cubanos que tomaron con beneplácito esta importante decisión (recordemos como Florida en el año 2001 le dio prácticamente la victoria al candidato George W. Bush del Partido Republicano), igualmente este beneplácito también fue secundado por gran parte del sector empresarial que ve con muy buenos ojos la apertura económica a una región totalmente virgen en lo que a negocios se refiere, y esto indudablemente se traduce en votos potenciales.

Por estas implicaciones políticas al interior del proceso electoral norteamericano,  pero sobre todo por el beneficio que de realizase puede traer a nuestros hermanos cubanos, es que es de considerar la trascendencia de esta inusual noticia que puede pasar a la historia como una de las acciones distintivas de un nuevo orden mundial consecuencia cronológica de los cambios en el mundo suscitados desde 1989 y de los aires democráticos del nuevo siglo.

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